Hace 70 años las autoridades decidieron el escudo de nuestra entidad. Siendo gobernador del Estado el general Bonifacio Salinas Leal, invitaron a un grupo de notables intelectuales e historiadores, expertos en la heráldica para crear un emblema que nos representara a los Nuevoleoneses: Santiago Roel, Carlos Pérez Maldonado, José P. Saldaña y Héctor González. Después de muchos estudios, aportes y discusiones, pensaron en un escudo en donde quedaron representados la fortaleza, laboriosidad, progreso, bondad y reconoce a los protagonistas de la historia del Estado.
El 26 de mayo de 1943 quedó listo y lo entregaron al gobernador quien quedó profundamente complacido con lo que vio. Mediante el decreto no. 72 del 2 de junio de 1943, publicado en el Periódico Oficial No. 47, quedó establecido que al día siguiente todas las oficinas y asuntos relacionados con nuestra entidad, debían que ver con el nuevo símbolo. Antes de esa fecha, Nuevo León usó el escudo de Monterrey como su emblema representativo. Dicen que lo simbólico nos une y lo diabólico es lo que nos desune. Desde hace 70 años, los nuevoleoneses estamos unidos y representados en éste grandioso signo de esfuerzo, trabajo, perseverancia, ahorro, sacrificio, a la vez de honestidad, unión, alegría y orgullo de nuestra memoria e identidad histórica. ¡Qué viva Nuevo León!
El escudo de Nuevo León está cuartelado en forma de cruz latina con escusón y bordura. El escusón trae en campo de plata (que en heráldica significa bondad) una cadena sable alrededor y banda del mismo color en honor a don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, entonces virrey de la Nueva España cuando se dio la fundación de la ciudad la cual debe su nombre. En el blasón aparecen los atributos que corresponden al título nobiliario de conde de Monterrey situado en Galicia, España. La cadena significa también la unión de los neoleoneses. El cuartel diestro superior trae en campo de oro (que significa riqueza, fe, pureza y constancia) al cerro de la Silla. Desde 1672 representa a Monterrey, pero también es el símbolo por excelencia de Nuevo León. Sobre su cumbre, un sol de gules indica prosperidad. Al frente un naranjo en fruto, representativo de la riqueza agrícola de la zona citrícola de Nuevo León. Las cumbres del cerro de la Silla se elevan hasta alcanzar una altura de 1,770 metros sobre el nivel del mar. Su nombre tiene que ver con la semejanza de una silla de montar. Probablemente se le debe al poblador de origen portugués don Alberto del Canto cuando llegó a estas tierras en 1577. Este cerro es considerado patrimonio natural de la nación por decreto presidencial desde el año 1991. Una vez Alfonso Reyes escribió: “Oh de lo cerro de la Silla, quien estuviera en tu horqueta, una pata pa´Monterrey y otra pa´ Cadereyta”.
El cuartel siniestro superior trae sobre fondo de plata el escudo del reino de León, España, de donde el Estado tomó su nombre: un león rampante, de gules, coronado, lampasado y armado de oro en campo de plata. El león significa vigilancia, autoridad, magnanimidad y soberanía.
El 31 de mayo de 1579, el rey Felipe II de España autorizó a Luis Carvajal y de la Cueva para establecer el Nuevo Reino de León, la cual se hizo efectiva en el año de 1582 cuando arribaron cerca de 200 familias. El rey también le otorgó a Carvajal el título de primer gobernador y capitán-general de esta nueva provincia al norte de la Nueva España. La nueva provincia o reino de la Nueva España, recibió su nombre en honor a la provincia española de León, antigua colonia militar que los romanos llamaron Legio Septima Gemina, una de las tres legiones que protegían el norte de la península ibérica. En la edad media el nombre se acortó en Legión que luego quedó en León. De esa manera, el león quedó como símbolo del reino, mismo que aparece también como uno de los símbolos de Castilla y León. El nombre también hace referencia totémica a las cualidades del león: fuerte, atrevido, rey de los animales. Y para recordar ese origen, en el escudo oficial de Nuevo León aparece precisamente el león rampante y coronado, majestuoso dispuesto a la lucha y a la defensa. Nuevo León es el único estado mexicano que conserva su nombre original.
En el cuartel diestro inferior trae sobre fondo de plata y en colores naturales, está un templo para recordar: el extinto templo de San Andrés, representando la iniciación de la cultura en esta región. Este monumento colonial, tal vez el más importante y antiguo pues fue comenzado en 1602, fue destruido por las tropas carrancistas al mando de Pablo González Garza y Antonio I. Villarreal en 1914. La construcción considerada como burda y tosca, dio albergue a un convento franciscano en honor a San Andrés y estaba situado exactamente en donde Ocampo y Zaragoza se juntan. Además de ser convento, aquí se instaló la primera escuela en Monterrey. Cada vez que había alguna incursión de los llamados indios bárbaros, la gente buscaba refugio dentro de sus muros. En la entrada principal había una viga con la siguiente inscripción: SE HIZO ESTA IGLESIA EN 1752. Dejó de ser templo para convertirlo en cuartel durante la defensa de Monterrey en 1846.
Abandonado a su suerte, muchos pedían su demolición para ampliar la calle Zaragoza al sur. Como era un símbolo religioso, ordenaron su demolición, sacaron las bancas y confesionarios para quemarlos, a las imágenes las fusilaron, los archivos fueron tirados al río Santa Catarina, entre otras barbaridades. Solo nos queda una imagen de Santo Domingo, la viga con la fecha y la pila bautismal que están en el museo del Obispado. Los archivos afortunadamente están resguardados en la curia arzobispal pues fueron rescatados por don Carlos Pérez Maldonado. Se dice que la imagen del Sagrado Corazón de la parroquia de Santa Catarina pertenecía a éste templo. La escultura estaba en la comandancia de policía de Monterrey dentro de una cárcel, ahí un policía se la vendió a don Leocadio Páez de Santa Catarina quien la compró para traerla a nuestra parroquia.
El cuartel siniestro inferior del escudo de Nuevo León, trae cinco chimeneas humeantes, correspondientes a la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey que fue establecida en 1900; representan a la industria nuevoleonesa como el principal factor de nuestro progreso.
La bordura de azur contiene distintas armas, todas en plata, representando la raza indígena y al valor y la lucha que siempre han enfrentado los nuevoleoneses a lo largo de la historia. Arriba van tres abejas doradas de cada lado, que en heráldica significan laboriosidad, característica del nuevoleonés y abajo el nombre del Estado. En recuerdo a los primeros conquistadores y colonizadores del Nuevo Reino de León, se colocó sobre el escudo un yelmo de plata, bruñido, terciado y con cinco rejillas, que corresponden a los antiguos hidalgos que desempeñaron cargos militares de importancia. Por último, y para dejar fijada la tendencia siempre progresista y la constante aspiración de mejoramiento que tantos arraigos tiene en el nuevoleonés, se colocó como divisa una cinta al pie del escudo con los colores nacionales y la frase en latín "Semper Ascendens" (siempre ascendiendo) en letra de sable, manuscrita del siglo XVI. En resumen, el escudo refleja fortaleza, laboriosidad, progreso, bondad y reconocimiento a los protagonistas de la historia. El escudo original fue realizado por el artista regiomontano Ignacio Martínez Rendón el cual pintó al óleo; que se encuentra en el Palacio de Gobierno. Lamentablemente el escudo de Nuevo León ahora habla de cosas que ya desparecieron: el cerro de la Silla corre el riesgo de daños irreversibles, el templo fue destruido en 1914, la zona citrícola cambió de vocación y la fundidora fue cerrada en 1986. Lo que no cambia es la actitud de los nuevoleoneses.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina