A reserva de que se puedan repetir y reconocer a éste 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y para ello se organicen, preparen y promuevan mesas redondas, conferencias, reconocimientos y otros elementos que reivindiquen los derechos de igual y respeto a la mujer, éste 8 de marzo se cumplen 95 años de lucha y búsqueda de una propuesta que en teoría se logró. Pero en la práctica aun tiene muchas deudas con las damas. Las mujeres son las hijas de las diosas del amor y de la fertilidad y de los dioses tan fuertes como majestuosos; son musas que han inspirado canciones, poemas, obras y pensamientos tan excelsos, al igual que injusticias, rezagos, pobrezas y desatenciones. Indudablemente el momento cumbre de la creación, tiene que ver con el instante en que Yahvé creó a Eva. Las mujeres, aquellas a las que Arjona también se refirió en la estrofa de una de sus canciones: “No sé quien las inventó, no sé quien nos hizo ese favor, tuvo que ser Dios, que vio tan solo al hombre y sin pensarlo dijo tienen que ser dos”.
En el Día Internacional de la Mujer en la que conviene hacer un repaso respecto a su importancia en la vida y en nuestra vida, en la historia como en porvenir de la humanidad, la cual está repleta de rasgos y ejemplos de subyugación. A pesar de ello, están ahí, iluminando nuestra existencia con su belleza y sensibilidad. Como Venus prehistórica, como damas, acompañantes, madres, hijas, guerreras valientes, leales constructoras del hogar, del campo y de la ciudad.
En efecto, en la primavera de 1911 en la ciudad de Nueva York, unas ilustres damas recurrieron a la huelga de Triangle Shirwaist. Con tanto anhelo e ilusión se lanzaron a una lucha en la cual no midieron las trágicas consecuencias. Sin esperar la respuesta de sus patrones, quienes sin respeto y consideración, hicieron de la fábrica una trampa mortal en donde ciento cuarenta mujeres murieron calcinadas. Ese fue un signo de sangre que alimentó las aspiraciones y los sueños de la mujer. Precisamente el 8 de marzo de 1917 se les concedió el derecho al voto en Rusia y en consecuencia, se consideró a ese día como el más propicio para festejar a la mujer. Indudablemente en éstos 95 años, se han generado innumerables faltas de respeto y desamparo a las que ellas continúan expuestas.
Es cierto que han ganado espacios, primero el derecho al voto, una jornada más justa y mejor remunerada, respeto a su dignidad de esposa, madre e hija, como parte fundamental y pilar de la familia. Se han educado, han sobresalido en cualquier espacio y ámbito. Pero falta. Siguen expuestas a la traición, a la violencia intrafamiliar, al menosprecio de su condición y al mismo empeño de verla con rasgos decorativos y como simple objeto de placer.
La mujer en éstos tiempos, reivindica su situación. No está conforme de la situación en la que vive. ¿Y quién no? Jurídicamente tiene garantizados sus derechos. Pero en la realidad apabullante, no pasa un solo día que veamos su condición integral llanamente vulnerada. Son muchas deudas por cumplir. Falta acceder plenamente a una educación, a una atención médica efectiva y a la posibilidad de trabajar sin presiones y problemas. Por ejemplo, en el ámbito productivo le niega un salario decente.
Las mujeres tan fuertes, bellas, sensibles e inteligentes al igual que el hombre, padecen en medio de tantas negaciones. Aunque tienen mucho en contra, siguen apoyándonos y alegrando nuestra vida. Porque saben lo difícil del camino y a pesar de ello, cantan, sonríen, trabajan, esperan, tejen ilusiones y justifican nuestra existencia. Por eso a 95 años de conmemorar el Día Internacional, reconozco sus luchas y canto a su valor y firmeza, aquellas que soñando construyen un mundo mejor y más bello como ellas, el cual solo se accede con su corazón y de su mano. Feliz Día Internacional de la Mujer.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina