Los proyectos de colonización y población que hizo el gobernador Martín de Zavala de parte del Nuevo Reyno de León, favoreció la apertura de rutas ganaderas en el actual territorio de Tamaulipas, que vinculaba a otras regiones ganaderas del centro y sur del virreinato con los ricos agostaderos del noreste mexicano. El sobrepastoreo provocó a la larga, la desertificaron a los suelos convirtiéndolos en llanos esteparios. Las entradas de ganado se hacían por varios frentes: Saltillo, San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas y la Huasteca.
Las entradas de ganado mayor y menor se iniciaban en noviembre y se iban en la primavera. El ingreso de las caravanas de pastores ocasionaron problemas entre las naciones de naturales y los vaqueros que los maltrataban al no pedir permiso para pasar por sus tierras. Por ejemplo, en 1673 los janambres encabezaron una guerra compuesta por 600 hombres pertenecientes a varias tribus, en contra de los ganaderos que se excedían en el trato con los indios. Para dar solución a los problemas, se nombró al Lic. Francisco de Barbadillo y Vitoria para que efectuara reformas necesarias para el buen trato y convivencia entre los primitivos pobladores y los nuevos habitantes.
Para lo que se crearon pueblos normados como repúblicas de indios en donde se les dotaba de tierras y se gobernaban de acuerdo a sus formas de vida. Así surgieron pueblos en el Nuevo Reyno de León como los del río Blanco, Guadalupe, Hualahuises y San Antonio de los Llanos.
Barbadillo era originario de Logroño, España en donde nació en 1670. Fue miembro de la Real Sala del Crimen. Pacificó y congregó a los indios que se hallaban dispersos y con ellos repobló lugares como Agualeguas, San Pablo de Labradores y Río Blanco. Abolió el sistema de congregas y una vez terminada su misión regresó a México en 1716. Pero al retirarse los problemas regresaron, por lo que fue nombrado Gobernador del Nuevo Reyno de León en 1719. Restableció las compañías volantes que se encargaban del cuidado militar y promovió las poblaciones en Texas. Murió hacia 1726.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina