La vida en nuestro pueblo es muy peculiar, pocas son las personas que obedecen las reglas elementales del buen vivir; para ilustrar tal concepto les cuento lo que hace dos días me sucedió: transitando en mi camioneta por la calle Escobedo, al llegar a la acera del Seguro Social me pasó un percance que me irritó sobremanera; hay un joven impedido que deambula en una silla de ruedas, lo único que sé de él es que le llaman Jorge; pues bien en varias ocasiones le di monedas y hasta le pagué un refresco y una hamburguesa, consideraba que ayudándolo soportaría mejor su desventura, pero un día me di cuenta de que el dinero lo empleaba para comprar cerveza y lo sorprendí haciendo sus necesidades sobre la banqueta para bochorno de las personas que lo vieron; desde entonces no le volví a regalar dinero, tal vez se irritó conmigo el caso es que estando en su vehículo frente a la salida de las ambulancias del Seguro Social, de pronto se atraviesa y se pone delante de mí, obligándome a frenar intempestivamente, alguien venía atrás de mí y hace lo mismo, y suena el claxon muy irritado, sin saber por qué me paré; a punto estuvo de darme un golpe y yo de atropellar al minusválido.
¿Por qué lo hizo? Sólo él lo sabe. Dos premisas se desprenden de ello una: alguien debe controlar y dar indicaciones a las personas que solicitan ayuda en las esquinas, dos: hay que decirles a los conductores que hay una regla de tránsito que obliga a los automovilistas a ir cuando menos a cinco metros de distancia del mueble de adelante, el Reglamento para el conductor pide 3 metros de distancia, por cada 10 Km. de velocidad.
Otra situación: los ciclistas en Sabinas circulan como les da su gana, donde se vuelve peligrosa su presencia, es: en las calles de circulación de un solo sentido, ya que por instinto, al llegar a una esquina donde tienes alto, volteas a mirar si viene vehículo hacia el lado donde se indica viene la circulación, te arrancas y de pronto sale un ciclista del lado contrario, exponiéndose a ser atropellado y a meterte en un problema, todo por su imprudencia.
Me pregunto: ¿Habrá alguien que les indique a estas personas lo que deben hacer?.
Ojalá y pronto tengamos alguna solución.
SANTOS NOÉ
Cronista de la Ciudad
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo