Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Lic. Benito Juárez García: 2ª Anécdota

Balbuceos

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Cuenta Guillermo Prieto que Juárez, en el trato familiar, era dulcísimo, cultivaba los afectos íntimos, su placer era servir a los demás, cuidando de borrar el descontento hasta del último sirviente; reía oportuno, estaba cuidadoso de que se atendiese a todo el mundo, promovía conversaciones joviales y después de encender, callaba, disfrutando de la conversación de los demás, y siendo el primero en admirar a los otros.

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaCuenta Guillermo Prieto que Juárez, en el trato familiar, era dulcísimo, cultivaba los afectos íntimos, su placer era servir a los demás, cuidando de borrar el descontento hasta del último sirviente; reía oportuno, estaba cuidadoso de que se atendiese a todo el mundo, promovía conversaciones joviales y después de encender, callaba, disfrutando de la conversación de los demás, y siendo el primero en admirar a los otros. Jamás le oí difamar a nadie, y en cuanto a modestia, no he conocido a nadie que le fuera superior.

Una anécdota que sucedió fue cuando llegamos a Veracruz de noche: el señor Zamora tenía dispuesta una casa con lujo para personas del Gobierno: la sección correspondiente al señor Juárez, como era natural, era la mejor; pero la primera noche que nos quedamos allí, hizo el mismo señor Juárez un cambio, ordenando que el señor Ocampo y yo quedásemos en sus habitaciones, y el pasó a las nuestras, que tenían inmediato el baño, porque lo mismo en Veracruz que en Paso de Norte, se bañaba diariamente el señor Juárez, que era sumamente aseado.

La jarochita que gobernaba la casa no supo de ese cambio; así que al siguiente día de nuestra llegada, pidió agua el señor Juárez y algo que necesitaba; la salida del hombre que pedía, a la azotehuela, su traza o lo que se quería, produjo enojo a la gobernadora del palacio, y le dijo: “¡Habrá impertinente! Sírvase usted si quiere” Juárez se sirvió con la mayor humildad.

A la hora del almuerzo llegó Juárez a ocupar su asiento; la negrita lo vio, reconoció al que en la mañana había creído un criado… Ya haciendo aspavientos y persignándose, salió corriendo, diciendo la barbaridad que había cometido, Juárez se rió mucho, y Dolores fue conservada como excelente servidora.

Referencia: Los Caminos de Juárez, Andrés Henestrosa.

Continuará…

Santos Noé