Aunque suene disparatado, pero volviendo al tema que nos ocupa y que es la médula espinal de esta anécdota, fue a principios del año de 1961, cuando el profesor Víctor Alejandro Méndez, entrenador del atleta Simón Cervantes Gutiérrez. El Águila Solitaria, como cariñosamente lo llamaban en la Ciudad de Monterrey.
Aunque suene disparatado, pero volviendo al tema que nos ocupa y que es la médula espinal de esta anécdota, fue a principios del año de 1961, cuando el profesor Víctor Alejandro Méndez, entrenador del atleta Simón Cervantes Gutiérrez. El Águila Solitaria, como cariñosamente lo llamaban en la Ciudad de Monterrey.
Tuvo la feliz e inusual ocurrencia de entrenarlo de madrugada, corriendo desde el Cine Baldazo -El Gran Teatro Baldazo-, hasta el vado del Ojo de Agua local y vuelta para atrás contra un caballo, que iba adelante en la carrera para estirarlo.
Lógicamente el caballo iría estirando un coche, -donde irían el cochero y el profesor Víctor, quien cronómetro en mano, estaba al tanto para registrarlo cada vez y cada kilómetro.
Selló el trato de efectuar la carrera, con el señor Eugenio Mireles, que vivía media cuadra al oriente del citado Cine Baldazo por el lado sur y le pagó toda la semana y debía estar puntual a las 5 de la mañana para iniciar la carrera.
Mientras el profesor Víctor que vivía por la Calle Juárez al poniente, se venía caminando. Aquí es válido, recordar que a todos los entrenamientos siempre llegaba en coche.
Y Simón arribaba raudo y veloz en bicicleta desde la Calle Bolívar y Galeana listo para iniciar el citado duelo, por disparatado que suene y también por la hora en el mes de febrero o marzo, cuyas mañanas amanecen muy gélidas pero había que entrenar.
Puntual como los ingleses, Porque la puntualidad, como valor humano, también se ha perdido, se daba la salida a las 5 de la mañana y en ratos el caballo iba adelante y en otros; Simón punteaba la carrera.
Llegaban al vado de tierra en ese tiempo estaba junto a la alberca por el lado poniente, mientras el cochero daba vuelta al coche, Simón olímpicamente subía por el vado, bajaba por los escalones y se refrescaba con las aguas polares de la alberca y vuelta para atrás como un rayo.
Y volvía a repetirse el duelo de punteros, a veces iba adelante el caballo, en otras Simón lo aventajaba; y, al llegar a la meta, el que se desbocaba era Simón y el caballo iba a todo galope tras él, y naturalmente, el profesor Víctor listo o listísimo con el cronómetro en mano para buscar la exactitud del tiempo, Los cronómetros eran de décimos de segundo, pesados y de cuerda como un reloj ferrocarrilero).
El profesor Víctor era un matemático de primera línea. Todo lo tenía fríamente calculado, como el Chapulín Colorado. Traía anotaciones kilómetro por kilómetro el tiempo que quería que hiciera Simón en cada distancia.
Por lo cual, cuando veía que se iba atrasando Simón, gritaba al cochero: -¡Más fuerte!, ¡Dele más recio!. Y el caballo debía de acelerar el paso y Simón se le debía de pegar como estampilla al sobre, para mejorar el tiempo en la distancia.
Esta escena se repitió solamente en tres ocasiones, por lo pronto Simón, aventajaba al corcel y como a la tercera es la cabalística suerte, Don Eugenio Mireles exclamó casi a todo pulmón: -¡Aquí le paramos con estas tres veces, Simón, me va a cansar o a desbielar el caballo y no voy a poder dar servicio a mis exclusivos y asiduos clientes.
Y así fue, pueden ustedes caros y amables lectores sacar sus propias conclusiones con lo aquí narrado y, si alguien lo duda; pueden preguntar a los protagonistas la veracidad de lo que aquí se narra y recuerda, aunque resulte un paradigma o como ejemplo a seguir. (De perdido por la hora de entrenar).
A continuación para los jóvenes se da una simple definición de cada uno de los medios de transporte mencionados:
Coche: es un carruaje generalmente de 4 ruedas: un coche de caballos. II Coche de punto, el matriculado y destinado al servicio público.
Carreta: Es un carro de 2 ruedas con un madero largo, que sirve de lanza, donde se sujeta el yugo: carreta de bueyes. II Carro cerrado por los lados que no tiene las ruedas herradas.
Guayín: Es un carruaje ligero con 4 asientos, 4 ruedas y con unas cortinillas de cuero.
Expréss: Es un carro con una caja de redilas bajas y altas, de 10 pies y 10 pulgadas de longitud, de 36 pulgadas de ancho, 2 ruedas atrás, más grandes con 42 pulgadas y 2 ruedas más pequeñas de 36 pulgadas adelante.
Ligerina: Es un carro de 2 ruedas con medida de 20 a 42 pulgadas, con la característica que podía girar o voltear en una rueda y girar en dirección contraria a la que se iba en cualquier calle o callejón. Era el carro más veloz de los mencionados y el más ligero.
Carretón: Es un carro pequeño de 2 ruedas y con una pequeña caja con redilas bajas.