De “Las Playas” al “Zumbido”
El sofocante calor del mes de julio, hacía estragos en los sabinenses; las lluvias ciclónicas de los dos años anteriores no paliaban las altas temperaturas del verano de 1911. La rutina y monotonía envolvía a los moradores, algunos la disipaban con los tradicionales paseos al Ojo de Agua o ir a la acequia y al río a tirarse algunos “ranazos”; por las noches las pláticas afuera de las casas, sentados en cómodas mecedoras de palmito, vigilando a los niños en sus juegos.