La cortina rompe picos: mitos y realidades

De Solares y Resolanas

En 1896 el coronel José Andrew Robertson, solicitó permiso al gobierno del estado para construir una presa que guardara los torrentes del río Santa Catarina e iniciar el abasto de agua potable para la ciudad de Monterrey. Después de numerosos estudios decidieron hacer galerías subterráneas y desecharon el proyecto de la presa por peligroso e inconveniente, pues dejaba incomunicados a todos los poblados situados al interior de la sierra Madre. Cuando llegó a la gubernatura de Nuevo León Sócrates Rizzo García (1991-1997), se planeó la construcción de una cortina rompe picos en el interior del cañón de Santa Catarina para detener el caudal de agua que se forma con las lluvias intensas, como la ocurrida en septiembre de 1988 durante la tormenta tropical de El Gilberto.

Con recursos federales se apoyó el proyecto. Siendo gobernador Fernando Canales Clariond, quien junto con su secretario de obras públicas Oscar Bulnes Valero, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción Humberto Armenta González y el entonces alcalde de Santa Catarina, acudieron en mayo de 2002 para dar inicio a una obra tan controvertida. Se criticó la utilidad y conveniencia del proyecto y los consecuentes costos y beneficios, especialmente para los lugares por donde pasa el río Santa Catarina. Canales renunció a la gubernatura para trabajar como titular de la secretaría de economía y el siguiente gobernador interino Fernando Elizondo Barragán prosiguió con la obra, la cual se inauguró con Natividad González Parás.

Esta cortina fue presupuestada en 300 millones de pesos. En tan solo dos años duplicó su costo, pues fueron necesarios 530 millones de pesos. La hechura estuvo a cargo de la empresa Desarrollo y Construcciones Urbanas, S.A. En la primera etapa se invirtieron 90 millones de pesos para realizar estudios, las excavaciones y cimentación de la cortina. Ante las críticas, Oscar Bulnes Valero defendía su postura: “Este proyecto no está hecho para las aguas normales, sino para las anormales, para las torrenciales, para los huracanes, porque revientan atrás en la Sierra Madre y este cañón capta el 55 por ciento de los ciclones que rompen en las sierras en la parte posterior”.

En ese periodo se presentaron diferentes problemas: rocas de gran tamaño tuvieron que ser demolidas con explosivos; reubicaron un acueducto de 24 metros de diámetro y colocaron una red de energía eléctrica existente y el surgimiento de aguas subterráneas y la inundación provocada por las lluvias ocurridas en ese tiempo. En plena excavación se usaron equipos de bombeo de gran capacidad para su desalojo y control.

Propiamente no es una presa, más bien es una cortina llamada rompe picos, cuya función es aminorar los efectos de los picos de agua, entendidos como la parte más alta de una ola cuyas consecuencias destructivas se hacen evidentes por los lugares que pasa. Se construyó con la intención de dosificar las corrientes de agua que bajan de las tierras altas de Santa Catarina y Villa de Santiago y las de Arteaga y Ramos Arizpe en Coahuila y evitar posteriores inundaciones en la zona metropolitana. Eligieron como punto de construcción un lugar situado a 15 kilómetros de la entrada del cañón, conocido como La Garganta en el antiguo poblado de Corral de Palmas en la sierra Madre de Santa Catarina. La Facultad de Ingeniería Civil de la UANL realizó el diseño y los estudios preliminares. Originalmente la cortina tenía varios orificios en distintos niveles para que la represa tuviera descargas graduales de agua, pero finalmente sólo quedó un orificio de desfogue. Por eso Jesús Salvador Esparza se refería a la cortina como la cara del payaso. La obra está conformada por dos cortinas de gran tamaño en la parte elevada de la sierra y ayuda a que el agua no baje tan rápido y tenga un cauce controlado.

Para muchos la cortina si ha servido, pues ha detenido los torrentes de las tormentas Emily y Alex. Para otros, deben construirse al menos otras dos cortinas como estaban originalmente planeadas: una en Buenos Aires y la otra en el Pico del Águila. Con ellas se pueden aminorar los torrentes provenientes de los cañones de Escaleras, Peyotíos, San Judas y la Mielera. Durante las lluvias del 2005 y 2010, los volúmenes de agua se desfogaron hacia otro lado en un periodo muy corto. El agua alcanzó unas tres cuartas partes de la cortina del depósito y empezó a fluir sobre el río Santa Catarina a un promedio de 2 mil metros cúbicos por segundo. Se bajó la intensidad de los volúmenes de agua de las 36 horas de duración del Alex. Sin la cortina el río Santa Catarina no tendría la capacidad suficiente para la conducción de toda el agua.

Para otros la cortina no sirve, pues incomunicó a 14 comunidades rurales de la sierra Madre de Santa Catarina. Fue construida en una garganta con problemas: en la parte sur hay una falla geológica y en la parte norte hay mantos freáticos que fueron prácticamente tapados con concreto y con las crecidas aparecen en otros puntos río abajo. La cortina solo recoge el 33% del total de agua crecida por el río Santa Catarina. En el interior de la boca del Potrero hay 35 cañones y la cortina cuando mucho recibe el agua de 20 de ellos. Los cauces más peligrosos y rápidos están fuera de su control; corresponden a los cañones de San Judas, Cortinas, San Pablo, Santa Juliana y la Mielera, situados en la parte más próxima a la salida del río. Hoy en día la cortina presenta daños en su estructura: a las paredes laterales se les está cayendo el cemento a causa de la erosión; además, las rocas de las cordilleras presentan fisuras. Los cables de los tirantes ya están gastados. Además fue planeada para contener el agua de 2.5 huracanes y ya llevamos precisamente dos: Emily en julio de 2005 y Alex a principios de julio de 2010. Las paredes laterales construidas bajo la técnica de concreto arrodillado presentan erosión, debido a las avenidas de agua registradas. Las cordilleras situadas en los alrededores tienen fisuras en sus rocas, las cuales podrían desgajarse con las próximas avenidas de agua. Esto provocaría el daño de la base y la obstrucción de un túnel, que es el único lugar por donde transitan los habitantes de las comunidades al interior de la sierra Madre. Sin este camino, los habitantes de las 14 comunidades rurales deben rodear por el camino que comunica con Arteaga, Coahuila.

Oscar Bulnes Valero salió cuestionado en el 2003 por el gasto excesivo que se realizó tanto en la cortina rompe picos como en el puente Atirantado. Por eso el gobierno de Fernando Elizondo Barragán y la Comisión Nacional del Agua detuvieron los trabajos. Para reiniciarlos ordenó excavaciones más profundas hasta encontrar suelo firme. Finalmente el 6 de julio de 2004, Natividad González Parás inauguró esta obra, realizada para controlar las avenidas por los huracanes y evitar un desbordamiento del río Santa Catarina. La cortina es de tipo piramidal con una altura de cimentación de 40 metros y 70 metros de altura de pared o cortina, resultando en su base, 25 metros de ancho y 240 metros en su parte alta o corona. Cuenta con un ducto bajo de 6 x 6 metros que regulan las avenidas de mediana intensidad hasta de 860.00 m3 por segundo y un vertedor de 60 metros de ancho en su parte alta; este regula un flujo hasta de 3,400.00 m3 por segundo en conjunto. La cortina rompe picos tiene la capacidad de almacenar en su depósito hasta 90 millones de metros cúbicos, es decir poco más de dos veces la capacidad de la presa Rodrigo Gómez o Presa de la Boca ubicada en el municipio de Santiago, Nuevo León.

Un año después vino la primera prueba: con el huracán Emily la compuerta quedó bloqueada por rocas, árboles y maleza que arrastró el agua. Esta inundación dejó incomunicadas a todos los pueblos de la zona rural y ni que decir del Alex. Hoy en día, la cortina está dañada y se corre el riesgo de que el embalse no soporte una carga excesiva de agua. Su fragilidad y eventual colapso provocarían una catástrofe peor a la ocurrida con las inundaciones que provocó el huracán Gilberto en 1988, cuando murieron más de 200 personas arrastradas por la corriente del río Santa Catarina. Personalmente no me gustó la construcción de la cortina en la sierra.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina