La profecías de Fátima

De Solares y Resolanas

Regularmente para pronosticar el fin del mundo, se recurren a las tres profecías de la virgen de Fátima la cual se apareció en un pequeño pueblo de Portugal. Precisamente el profeta Mahoma tuvo una hija de nombre Fátima. En la fe islámica, no existe otra mujer tan excepcional como la hija menor de Mahoma. Fátima nació en el año 605 y contrajo matrimonio a los 15 años con Alí, un pariente cercano de Mahoma quién llegó a ser el cuarto de los califas y continuó con el liderazgo espiritual del profeta Mahoma cuando murió. Fátima y Alí tuvieron tres hijos: Hassan, Husayn y Muhassin, quien murió siendo infante. Una dinastía que reinó en el norte de África y en Egipto entre los siglos X y XII, llamada fatimíes o fatimitas, se sentía orgullosa de pertenecer al linaje de Alí y de Fátima.

Por sus virtudes y su carácter sencillo, Alí estaba tiernamente enamorado de Fátima. Cuando Fátima murió en el año 632, Alí cayó en la desesperación. Los restos de la hija de Mahoma fueron inhumados en Bakyi. La virgen María y Fátima son los ejemplos femeninos más ilustres en la historia religiosa del Islam, pues María, la madre de Jesús es la verdadera sayyida o “señora”. Incluso una vez Mahoma se refirió a su hija Fátima, como “la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María".

Existe la posibilidad de que el nombre de Fátima, se haya quedado en Portugal, después de la invasión de grupos islámicos originarios del norte de Africa, quienes cruzaron por el Estrecho de Gibraltar en el año 711, para gradualmente apoderarse de la península ibérica, en donde llegaron a controlar la mitad de todo el territorio en donde habitaban reinos lusitanos y visigodos. El lugar se llama Fátima, cuyo significado literal es “la que amamanta”, supuestamente se da en honor a la hija de un jefe islámico que habitaba la región. Cuando los reinos cayeron en poder de los cristianos, Fátima se quedó a vivir con un joven católico con quien se casó y por el cual abrazó la religión cristiana.

El 13 de mayo de 1917, se apareció la virgen María en un lugar de Portugal conocido como Fátima, en Ourem, cercano a la Cova de Leiria. Ahí se levantó un santuario que nos recuerda el milagro de la madre de Dios que se apareció a tres pastores llamados Lucía de Jesús con apenas 10 años de edad y a sus primos Francisco y Jacinta Marto de 9 y 7 años respectivamente. El suceso ocurrió cerca del medio día, cuando una luz aturdió a los tres pequeños, quien después identificaron a la imagen radiante como el sol que se dirigió hacia ellos. Lucía pudo hablar con la virgen, quien le confió sus deseos y les pidió que regresaran a ese sitio cada día 13 durante siete ocasiones.

Un mes después, la virgen les pidió que rezaran el rosario y se difundiera la devoción a su sagrado corazón. En la tercera aparición, Lucía intrigada por los acontecimientos, preguntó a la virgen lo que quiere de ellos y la virgen respondió: “recen el rosario para que la guerra termine”. Es cuando prometió un milagro para el mes de octubre de 1917, con la intención de que todos creyeran en las señales sobrenaturales y misteriosas. Los exhortó a hacer sacrificios por la conversión de los pecadores y en reparación de las ofensas a su corazón inmaculado y después desapareció. En las siguientes ocasiones, la virgen volvió a recomendar el rezo del rosario y les promete que volverá en octubre de 1917. Las apariciones de la virgen comenzaron en mayo y se suceden en junio, julio, agosto, septiembre y la última fue en octubre, durante la cual el fenómeno solar atrajo la atención de miles de asistentes quienes esperaban ver una señal divina en el cielo. Ciertamente las apariciones de la virgen de Fátima se dan en un contexto marcado por la guerra mundial. Estados Unidos entra en conflicto contra Alemania y en Rusia estalla la revolución bolchevique, a los cuales relacionaron con las peticiones de la señora de Fátima.

Dos de los pastores murieron al poco tiempo. Solo les sobrevivió Lucía quien ingresó a un convento. Respecto a los mensajes de la virgen de Fátima, de los cuales se habla de tres profecías, una tiene que con la conversión de Rusia y otra con la guerra mundial. En 1927 Lucía recibió una visión profética, la cual escribió y guardó en una carta sellada para entregarla al papa en 1960. Cuando el papa Juan XXIII leyó el contenido su semblante palideció. Supuestamente la tercera profecía de Fátima tenía que ver con el trono pontificio vacío y con un papa herido y sangrante.

Aparentemente la tercera profecía se cumplió el 13 de mayo de 1981, cuando el extremista de origen turco llamado Alí Agca, a quien relacionaron con movimientos prosoviéticos, disparó al papa Juan Pablo II cuando recorría la plaza de San Pedro en El Vaticano. El papa se recuperó y llevó el proyectil hasta Fátima para agradecer a la virgen por el beneficio de su salud. Luego acudió a la cárcel en donde tuvo una entrevista con su Alí Agca.

En todos estos acontecimientos, las coincidencias promueven el temor y la observancia hacia las profecías de Fátima, pues Alí Agca se llama igual que el esposo de Fátima y porque finalmente, la Unión Soviética desapareció para conformar una comunidad de estados independientes que luego se constituyeron en naciones a partir de 1991, como consecuencia la Perestroika y apertura iniciada por Gorvachov.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina