Una boda de pueblo
La campiña estaba más que verde, los árboles y la hierba daban aroma al ambiente al ir transcurriendo por la carretera rumbo a Bustamante, N.L… a media tarde llegamos a la casa de la novia, situada a dos cuadras de la plaza y de la iglesia, en empinada calle de piedra, rodeada de solares, de jacales, de otras rústicas construcciones. Todo estaba arreglado, las cortinas limpias y los adornos de papel crepé, corazones y palomas… los cuartos habían sido acondicionados, despejados de muebles, arreglados como si fueran pequeños salones. Todo en función de hacer espacio para los invitados…
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