En un pueblo pequeño se conocen las vidas de todas las personas, porque se vive como una sola familia; los jóvenes que noche a noche hacían su tertulia en una esquina del pueblo, argumentaban y hablaban de los que se fueron a la Revolución y de cómo algunos de ellos ya habían escrito contando que los habían ascendido de grado militar.
Así fue como muchos que tenían deseos de participar se animaron y haciendo alarde de patriotismo se lanzaron a la lucha armada.
Sabían que iban a dar el todo por el todo, o salían triunfantes y volvían con los suyos, o quedaban sus restos en el campo de batalla, sepultados en la fosa común.
Muchos sabinenses se enrolaron en las filas del ejército para defender las causas del pueblo; así lo hizo BALTAZAR SERNA SERNA, quien había nacido el 6 de enero de 1879 siendo sus padres Carmen Serna Flores y Rafaela Serna de Serna.
Hizo sus estudios en la escuela que presidía el Profesor Emiliano Treviño obteniendo calificaciones muy altas.
Tan luego entró al ejército, tuvo que participar en diferentes acciones de guerra, pues desde el 18 de enero de 1914 en que se dio de alta tuvieron varios enfrentamientos contra las huestes del General Victoriano Huerta.
Por sus cualidades personales educadas y bien llevadas, pasó a formar parte de la Escolta Personal del General Jesús Carranza, hermano del General Venustiano Carranza sentando plaza en Saltillo, Coahuila.
Posteriormente participó en varios enfrentamientos que se dieron en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde quedaron acuartelados por la Calzada Unión, hoy Madero.
Su carácter afable y su limpio pensamiento le fueron favorables para ser tomado en cuenta y participar en varios actos cívicos como Orador.
Ésto le sirvió para ganarse la simpatía de sus superiores y de ameritados generales que sostuvieron con él correspondencia epistolar.
En el año de 1923 en el mes de enero solicitó su baja del Ejército Revolucionario y volvió al lado de los suyos Teniente Coronel, dedicó su vida al trabajo y a buscar a la compañera de sus sueños, que la encontró en la señorita Lucía Villarreal Villarreal, recibiendo con gusto y honra la bendición nupcial de manos del ameritado sacerdote José María Rodríguez, párroco de la iglesia San José de Sabinas Hidalgo.
Formaron una hermosa familia con hijas, nietos y bisnietos. De pronto, como secuela de las heridas sufridas en el campo de batalla lo aqueja una enfermedad que lo lleva a la tumba el 15 de enero de 1935.
Llevó su vida con humildad y decencia cumpliendo con su honroso destino, fue sepultado en el Panteón Municipal del Barrio del Aguacate, donde hay un rinconcito que funge como Rotonda de los Hombres de la Revolución.
Honor al Teniente Coronel BALTAZAR SERNA SERNA.
Profr. Santos Noé Rodríguez Garza (Cronista)