¿Cómo se llamaba en realidad? No, no lo supimos, a decir verdad nunca conocimos su verdadera identidad, como en la mayoría de los personajes que hay en todos los pueblos, parte de su nombre o tal vez un sobrenombre es la forma como sabemos de ellos.
¿Cómo se llamaba en realidad? No, no lo supimos, a decir verdad nunca conocimos su verdadera identidad, como en la mayoría de los personajes que hay en todos los pueblos, parte de su nombre o tal vez un sobrenombre es la forma como sabemos de ellos.
Caminaba de aquí para allá y de allá para acá; lo podíamos ver en todas partes, aquí, allá y más allá, lejos y cerca, era un caminante infatigable; lo conocían en la Hacienda Larraldeña, en la colonia Bella Vista, caminaba por la Plaza Hidalgo, se le podía ver en la colonia Lozano, en la colonia De los Santos, en el centro del poblado, era incansable, era un eterno caminante. Los muchachos “malosos” o tal vez no “malosos” sino traviesos le gritaban “Vieja Larga” y él se enojaba en alto grado y ante la impotencia de su ser, buscaba piedras y las arrojaba a aquellos que lo insultaban; y con gran conciencia preguntaba ¿Quién es la vieja larga? Y quienes lo molestaban para calmarlo le decían “El viejito” ¡Ah! decían él uy se calmaba, como si no hubiera pasado nada; pero al gritarle de nuevo “Vieja Larga” se enfurecía y empezaban a “volar” por el espacio las piedras que en más de una ocasión causaron daño. El era Chalo, al que muchos conocieron como “La vieja larga” Recordemos que de la locura a la genialidad hay tan solo un paso o se es loco o se es genio.