Por la calle Escobedo hacia el poniente… donde el camino de terracería se perdía por los matorrales y que hoy está lleno de viviendas.
Por la calle Escobedo hacia el poniente… en un enorme jacal con sus paredes de adobe, su enorme cimbra, su techo de pita, hábilmente colocada sobre un tendido de carrizo seco, el piso de tierra, el jacal de una sola pieza es decir de una sola habitación, dividida ésta en dos partes con una cortina a manera de mampara.
Allí por la calle Escobedo hacia el poniente vivía Don Genovevo y su familia. Don Genovevo era muy visitado por cantidad de personas que a todas horas lo buscaban para que les “recetara” algún ungüento o una pomada para calmar la “comezón” de alguna infección o el dolor producido por un golpe. Ese jacal era el “consultorio” de Don Genovevo.
Allí por la calle Escobedo había un hombre considerado por algunos con grandes poderes para brindar salud, era un hombre sencillo que con pomada de color amarillo hechas por él a base de azufre, mitigó muchos dolores.
Allí por la calle Escobedo, vivía Don Genovevo, un “doctor” sin título pero su labor reconocida por el pueblo.
Pero así está el mundo y éstas son ”Nuestras Cosas” .
Hasta la próxima.