Sí, la disciplina de ayer es la conducta de hoy… haciendo remembranzas de la escuela, de aquella escuela de ventanas altas, con salones no ubicados pedagógicamente, pues acomodados de norte a sur, entraba el sol por las mañanas y también entraba por la tarde, no obstante a pesar de los problemas, la enseñanza fue muy positiva siempre.
Recordamos en estas reflexiones al maestro de maestros al Profr. Francisco J. Montamayor, hombre de gran saber, de buena oratoria y de estricta disciplina. Sonaba el timbre de entrada y todos corríamos presurosos a formarnos a sabiendas de que no hacerlo de inmediato, traería por consecuencia una sanción.
La disciplina escolar era estricta y no solo la de la escuela, sino también la disciplina hogareña guardaba un lugar preponderante, tan es así que cuando alguien era castigado en la escuela y se atrevía a quejarse en la casa, allí también recibía otro castigo.
Recordamos del maestro Montemayor su didáctica para la enseñanza de la Aritmética y gran visión disciplinaria al grado de hacer sonar su silbato, y de inmediato transformarse el bullicio infantil en respetable silencio.
La disciplina de ayer es la conducta de hoy.
Pero así está el mundo y éstas son "Nuestras Cosas".
Hasta la próxima.