Francisco J. Echazarreta

La primera vez…

Lo que el tiempo se llevó

Francisco J. Echazarreta

Y nos dieron las 10 y las 11
Las 12 y la 1 y las 2 y las 3
Y desnudos al anochecer
Nos encontró la luna.

(canción popular)

Francisco J. EchazarretaY nos dieron las 10 y las 11
Las 12 y la 1 y las 2 y las 3
Y desnudos al anochecer
Nos encontró la luna.

(canción popular)

Tenía allá por el rumbo del barrio del aguacate, un amigo que casualmente le conocí… fue gracias a un instrumento muy práctico en el mundo, y que ya tiene más de 200 años de no modificar su diseño y sigue siendo tan útil como en aquellos tiempos…. me refiero a la bicicleta. Y es que me habían comprado un bicicleta nueva y el pueblo se me hacia chiquillo para recorrer todas sus calles. “Afín” a este amigo comenzamos a coincidir con ellas en la plaza… Vamos a la turbinaVamos al ojo de agua… allá íbamos pedaleando… luego… ¡A sorpresa!… pavimentan todo el camino hasta Villaldama (1961) y nos la poníamos como reto, recorrerla por las noches. Sola la carretera sin trafico nocturno, ni quien transitara… eso sí procurábamos de que hubiera algo de “luz de luna” arrancábamos como a eso de las 8 PM. y ya para las 11.30 PM. estábamos de regreso. Tres o cuatro veces lo hicimos nada mas dábamos una vuelta a la plaza de Villaldama o nos sentábamos en una banca y nos regresábamos…

La vida siguió su curso… el mundo… siguió… gira y gira.

La tierra le dio como tres o cuatro vueltas al sol, mi amigo del aguacate ya no quiso estudiar, se puso a trabajar en el pueblo, mientras tanto ingresé a la preparatoria (16 años) y aquello que nos unía fue separándonos. Ya que sus ocupaciones de trabajo, mas las mías de estudiar, nos hizo tomar nuestros rumbos.

Luego una noche del mes de julio… como la recuerdo, juventud goces del alma, estando en una función de cine… en el Baldazo a media función salí solo, tal vez porque ya había visto la película… o… no se porque… y tomé el rumbo de la casa, a pie, doblé por la Porfirio Díaz y tomé la subida ya la estaba terminando, cuando a la altura de lo que fue la fábrica de los vestidos Morales, noté que un auto pasó y se detuvo delante, al alcanzarlo,

¡Súbete Paco!

Me dijo una voz, noté que era el amigo del aguacate. Éste me invitaba a subir al carro y que en la parte trasera traía a dos mujeres.

Ayúdame con una

Tomó el rumbo de la turbina… en el trayecto yo meditaba en el

¿Cómo le iba hacer?

Si jamás había tenido ninguna experiencia sexual con ninguna mujer.

Llegamos frente a la cortina de agua, bajo el amigo y escogió a una… su amiga,

Hay los dejo solos

Pásate para el asiento de atrás.

Me dijo la mujer… madura… treintona.

Creo que las sombras de la noche ocultaban mi timidez y el nerviosismo que sentía.

Me empezó a decir de que estaba muy sola, pues había sido abandonada por su esposo, mientras me hacia tocamientos. El instinto animal pronto dio resultado….. Nos sacudimos de las prendas de vestir… en el asiento trasero con las dos puertas abiertas…. “la luz de luna” bañaba nuestros cuerpos…se arrastraba una brisa húmeda del viento…cuerpos lazados entre si, formando la figura de un cóncavo y convexo…. el auto empezó a bambolearse rítmicamente.

Unos que nacen, otros que morirán,

Unos que ríen, otro que lloraran,

Aguas sin cauces, ríos sin mar,

Penas y glorias, guerras y paz

Al terminar nos fuimos a sentar a las orillas de los frondosos sabinos. Mientras mi amigo seguía con su turno.

Pocos amigos que son de verdad

Los buenos quedan los demás se van.

Fue ahí cuando recordaba como en años anteriores pedaleando las bicicletas llegábamos hasta estos lugares y esta vez era otro tipo de “movidas” las que habíamos venido a “pedalear”.