Impuestos…

La Bola Cuadrada

Al escuchar la palabra impuestos es común hacer un mohín de disgusto, a nadie nos agrada pagarlos, mucho menos que anuncien un aumento a los existentes.

Ha quedado en la historia nacional como una joya en la materia, la época en que Antonio López de Santa Anna, presidente de México en once ocasiones, obligó a decretar tasas impositivas según el número de puertas y ventanas que hubiera en cada casa, así como por el uso de la sal.

En la actualidad, la palabra crisis acompaña a los mexicanos en las últimas décadas y con el propósito de salir de ella, los gobiernos recurren al aumento de los impuestos; decisión siempre dolorosa, tanto para quien la emite como para quién la recibe.

El 4 de octubre de 1967, el Lic. Eduardo A. Elizondo al asumir la gubernatura de Nuevo León, expuso con claridad meridiana el meollo del asunto impositivo en su mensaje de toma de protesta, recordemos aquellas palabras: "Para quienes no están familiarizados con la materia impositiva, parece sencilla la creación de nuevos impuestos o la elevación de las tasas de los existentes. Para los enterados, el asunto es muy complejo, porque una tributación exagerada puede extinguir las fuentes de ingreso y empeorar aún más la situación. La fórmula correcta, fácil de expresar y difícil de llevar a la práctica, es la de recaudar lo bastante, permitiendo, al propio tiempo, la capitalización acelerada de nuestra región económica".

"De todos es sabido que la característica de los países en proceso de desarrollo, es la lenta creación de capitales productivos, que a su vez procede de la mínima cuantía del ahorro. En estas circunstancias, gravar en exceso es resolver el presente, lesionando el futuro; gravar muy poco es despreciar totalmente el presente, con vista a un futuro mejor. El justo medio es el ideal, por supuesto, difícil de lograr. No puedo garantizar la estabilidad de los impuestos vigentes pero si aseguro que cuando se aumenten las cargas se habrá estudiado el caso y oído la opinión de las representaciones de los afectados".

"Más que de impuestos, espero que de cooperaciones voluntarias de los particulares o de la derrama del costo de obras específicas entre los interesados directos, procedan los medios para aliviar la situación. Tengo gran fe en la generosidad y en la inteligencia de nuestra gente, la primera conducirá a participar, cada quien en la medida de sus fuerzas, en el auxilio de los desvalidos y la segunda hará ver la conveniencia de las obras que se emprendan y determinará a contribuir en la cuantía requerida".

"Por mucho tiempo se ha tenido en todo México una idea parcialmente falsa de nuestro Estado, como poderoso y autosuficiente. A ello hemos contribuido un poco todos, por afecto a nuestra tierra y aprecio a nuestros éxitos. Esto nos ha ocasionado muchos problemas. Invito a nuestros conciudadanos a aclarar este concepto y a confesar con franqueza que si algo tenemos es a base de esfuerzo; que mucho más nos falta, y que, en cierta forma, estamos en peores condiciones que otros estados de la República, que todavía mantienen sin explotar vastas fuentes de riqueza".

Mensaje sincero y franco donde Elizondo mostró su conocimiento del estado financiero y la problemática fiscal que enfrentaría su gobierno; si bien la época era otra, la visión sobre el futuro era muy clara y los hechos posteriores han dado la razón al ex-mandatario.

La falta de continuidad en las políticas sobre dicha materia los malos manejos administrativos y el endeudamiento excesivo, aderezados con una errática conducción de la economía nacional impiden realizar obras de gran magnitud, lo que nos lleva a magnificar la construcción de pasos a desnivel y otras minucias.

Seria y grave responsabilidad tienen quienes llegan al timón estatal, para sostener a flote la nave, enderezar el rumbo, corregir entuertos y entregar a la ciudadanía obras a la altura de un Estado como el nuestro.