Y Pesquería cumplió 170 años

De Solares y Resolanas

No tenemos referencias de algunos movimientos o participaciones de vecinos de Pesquería durante la llamada guerra por la Independencia. De acuerdo al cronista Mario Elizondo Montalvo, para 1810 habitaban en la antigua hacienda del Espíritu Santo de la Pesquería Chica algunas 40 o 50 familias de españoles criollos y su respectivo número de indígenas. Dependía directamente de Monterrey y en particular mantenía nexos familiares y comerciales con la hacienda de San Francisco, actual Apodaca, Nuevo León.

Una vez consumada la independencia nacional e iniciada la vida constitucional de Nuevo León, muchos de los pueblos con más de mil habitantes consiguieron ser considerados como municipalidades. Los que no tenían esa población fueron catalogados como valles, siguiendo los mismos lineamientos de las antiguas leyes de Indias, que concedían a éste tipo de lugares un juez subdelegado dependiente de la villa o ciudad inmediata. Muchos de éstos funcionarios se les daba el trato de juez de paz.

En el primer tercio del XIX la hacienda del Espíritu Santo de la Pesquería Chica quedó políticamente establecida como Valle de la Pesquería Chica al igual que su vecino San Francisco. El juez de paz en 1837 fue José Adauto Guerra, entre 1838 y 1839 Francisco Chapa, de 1840 a 1841 otra vez José Adauto Guerra, en 1842 Dionisio González, en 1843 otra vez Adauto Guerra, de 1844 a 1845 Francisco Chapa y en 1846 Juan Francisco Guerra.

El 21 de julio de 1844, por decreto del gobernador y comandante militar del entonces departamento de Nuevo León, el general José María Ortega, otorgaron a Pesquería Chica la categoría de villa, pero no se hizo efectivo el decreto y por lo tanto no se nombró al primer cabildo, quedando Juan Francisco Guerra como presidente de la Junta Municipal previa a la integración del mismo.

La primera elección del cabildo o junta municipal (como se le conoció en aquel entonces) se hizo el 21 de diciembre de 1846. Se inscribieron Calixto García, Pablo Guerra, Alejandro González y Juan Francisco Sepúlveda; quedando como primer presidente municipal Calixto García al obtener ocho votos, Pablo Guerra con siete, González con cuatro y Sepúlveda con uno. Luego se conformó el primer cabildo quedando como primer regidor Pablo Guerra, segundo regidor Manuel Guerra, síndico procurador Vicente Garza y secretario del ayuntamiento Jacinto Guerra.

José María Ortega había nacido en la ciudad de México en 1793. Desde joven participó en las campañas militares en contra del movimiento insurgente. En 1821 se sumó al ejército trigarante a las órdenes de Anastasio Bustamante. Un año después figura como gobernador de las Provincias Internas. Participó en la campaña de Texas y en la persecución de la rebelión federalista que inició en 1839 Antonio Canales. En 1841 fue nombrado general de brigada para ser gobernador de Nuevo León entre 1844 y 1846. Dividió al departamento den tres distritos, siete partidos y 31 municipalidades. En 1847 fue trasladado a San Luis Potosí y luego a Jalisco. Murió en la ciudad de México en 1871.

Una de las preocupaciones de las primeras autoridades fue la de establecer una escuela. Pero los vecinos reconocieron no contar con suficientes maestros en la población. La escuela inició sus cursos el 10 de abril de 1845 estando a cargo de José Trinidad González, recibiendo un pago de ocho pesos mensuales con la obligación de atender a los niños de la cabecera y de la hacienda La Arena.

Por este tiempo, la antigua hacienda de San Francisco obtuvo la categoría de valle el 1 de marzo de 1845, otorgándole el derecho de formar un cabildo con un alcalde, dos regidores, un síndico procurador y secretario del ayuntamiento. La guerra de intervención norteamericana no permitió la elección del primer cabildo y fue hasta el 31 de marzo de 1851 cuando la IX Legislatura de Nuevo León mediante el decreto 112, cambió el título y el nombre de valle de San Francisco por el de la Villa de San Francisco de Apodaca.

Siendo alcalde Francisco Guerra y Guerra entre 1848 y 1849, se propuso la traza urbana para iniciar un proceso de repoblación y ordenamiento municipal. También se determinaron los límites con Apodaca y Cadereyta Jiménez. Se dispuso medir el terreno para el cementerio y para el templo al lado oriente de la plaza de armas, así como la casa cural y su correspondiente solar. También se designó un solar para establecer la casa consistorial y la respectiva cárcel municipal. En los primeros censos vemos como apellidos fundadores a los Guerra, Chapa, Benavides, Lozano, García, Elizondo, Leal, González, de La Garza, Garza, Sepúlveda y Montalvo.

Se tienen referencias de que a fines del siglo XIX, Pesquería Chica era uno de los principales centros de producción porcina en la región.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de Santa Catarina