La escuela como agente sustentable

De Solares y Resolanas

El desaparecido pedagogo mexicano, Pablo Latapí, consideraba que la política educativa consistía en la definición de aprendizajes posibles y deseables. Efectivamente, esta obra, La gestión ambiental comunitaria en las instituciones gubernamentales, puede considerarse como un proyecto de política relacionada a la educación, pues es una guía que nos presenta el elemento facilitador de la gestión institucional orientada a los diversos programas ambientales.

Este libro es verdaderamente fruto de una praxis liberadora, pues nace de una iniciativa pedagógica. Estuvo dispuesta y aplicada en los centros de formación magisterial para su difusión y promoción por lo que estoy estoy seguro llegará a través de los mismos hacia los alumnos de nuestro sistema estatal de educación.

Presenta a la sustentabilidad como rectificadora del camino y del rumbo equivocado de desarrollo y crecimiento actual. El trabajo es de por sí pedagógico en cuanto a que se refiere a fines y sentidos y es de carácter educador porque pretende cambiar actitudes y conciencias. Efectivamente es un esfuerzo que busca integrar las responsabilidades de los tres niveles de gobierno y porque busca involucrar y comprometer al llamado cuarto nivel formado por la sociedad civil organizada. Es especial, porque da un nuevo sentido a la participación social y ciudadana en las acciones relacionadas con el medio ambiente, para conseguir de manera conjunta, tanto sociedad como gobierno, una mejor calidad de vida.

Siempre se ha dicho que en México nunca hemos podido conciliar el desarrollo con el crecimiento. Dos rumbos que en el horizonte parecen unirse como si fueran dos vías de tren. De ahí la urgencia de establecer condiciones económicas, políticas y sociales orientadas al efectivo funcionamiento de la sociedad en forma armoniosa y equilibrada para mejorar la calidad de vida y la productividad de la persona, preservando y conservando los medios que tenemos en nuestra biósfera.

Entonces, se hace un llamado a los tres niveles de gobierno para que no renuncien a sus responsabilidades políticas, tomando como eje la gestión ambiental, en especial, para buscar una mayor eficiencia en el desarrollo de las acciones que se emprendan en torno a los compromisos correspondientes a cada institución responsable del cumplimiento de la norma ambiental.

El municipio, del latín munire, palabra relacionada al servicio y cuya función es satisfacer las necesidades básicas de la población, le toca ejecutar y ejercer su autonomía en la gestión ambiental; al estado velar por su cumplimiento y a la federación establecer el marco derivado jurídicamente del Articulo 27 Constitucional para una política preventiva. Tanto al estado como a la federación le corresponden a mi juicio, gestionar recursos para proteger a los sistema naturales.

Debemos señalar puntualmente, que la política es la búsqueda del bien común. Y ésta a decir de los filósofos y politólogos debe regirse por la solidaridad y la subsidariedad. Recordemos, tanta iniciativa, actividad y responsabilidad de los llamados grupos intermedios cuanto sea posible y tanta intervención de los poderes públicos cuanta sea necesaria.

Los griegos llamaron al universo cosmos como sinónimo de belleza. El universo es una casa en la cual nos movemos y existimos. Luego los teólogos usaron la palabra ecología para referirse al proyecto salvífico divino para cada uno de nosotros. De ahí que se hablara de una economía de la salvación. Pero en 1869 el biólogo alemán Ernest Haeckel usó el vocablo ecología para referirse a las relaciones de los organismos en el medio ambiente. Desde entonces, hablamos de los ecosistemas como sistemas de interacción entre los seres vivos y a los no vivos con el medio ambiente.

Del oikos como economía, entendida ésta como la ciencia que trata de satisfacer necesitadas ilimitadas con recursos cada vez más limitados y la ecología como disciplina que explica una realidad analizada y por lo tanto, plantea una tarea en verdad transformadora. Entonces nos referimos a un desarrollo y a un crecimiento como posibilidad de armonizar el desarrollo con la preservación del medio ambiente, de la ecotopía como lugar idílico en el que reina la armonía entre el ser humano y la naturaleza, pero lamentablemente también con el ecocidio como destrucción del medio ambiente.

Juan Pablo II una vez sentenció que toda intervención en un área del ecosistema, debe considerar sus consecuencias en otras áreas con el bienestar de las generaciones futuras. En ésta obra de la maestra Gloria Peza Hernández y de mi hermano cronista de Aramberri, Rafael Alberto González Porras, nos hablan de la necesidad de educar en la responsabilidad ecológica, como respuesta y testimonio de nosotros mismos y con los demás y como respeto con el ambiente en el cual nos movemos y existimos.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina[i]

[i] Palabras leídas en la presentación del libro La gestión ambiental y la participación comunitaria en las instituciones gubernamentales. Una alternativa formativa nuevoleonesa verificada el miércoles 16 de noviembre en las instalaciones del IEEEPE en Monterrey.