Los proyectos de colonización en Coahuila

De Solares y Resolanas

El actual estado de Coahuila fue testigo de dos oleadas de pacificación y colonización: la que iniciaron por parte de la Nueva Vizcaya y la que hizo Carvajal y de la Cueva por parte del Nuevo Reino de León. De hecho hubo litigios entre las dos provincias por posesión del territorio. Las únicas poblaciones que mantuvieron cierta importancia para el virreinato en el siglo XVII eran las que dependían de la villa de Santiago de Saltillo: San Isidro de las Palomas, la Capellanía, Santa María de las Parras y la Hacienda de Patos. Saltillo era atendida por el padre Baldo Cortés (1539-1613?) que pertenecía al clero secular y quién se hizo de mercedes de tierras en Saltillo y Monterrey.

En 1608, Santos Rojo, trajo a la villa, procedente de la feria de Jalapa, una imagen de un Cristo que fue llevado a la capilla de las Animas y en la cual se le empezó a festejar el 6 de agosto. En 1672 la imagen fue llevada a la capilla anexa al templo de Santiago Apóstol. Dos años después, el alcalde mayor de Saltillo Antonio Balcárcel, llegó hasta la antigua Almadén que había fundado Carvajal y de la Cueva tiempo atrás, en donde estableció el pueblo de nuestra de Guadalupe, lugar al que en la actualidad llaman “el Pueblito” en Monclova. De aquí salieron el capitán Fernando del Bosque y fray Juan de Larios para reconocer el norte de la provincia.

En 1689, Alonso de León, estableció la Villa de Santiago de la Monclova que será declarada la capital de la provincia de Nueva Extremadura o de Coahuila. Durante la época colonial, indistintivamente a Monclova se le conocía como Coahuila. Con la intención de apoyar la población del norte de la provincia de Coahuila se establecieron dos misiones: la del Dulce Nombre de Jesús de Peyotes en 1674 y la Misión de San Buenaventura de los Colorados en 1692.

Para apoyar la población y la evangelización del territorio de Texas, se estableció la Misión de San Bernardo y anexo el presidio de San Juan Bautista en 1701, actualmente Guerrero. De aquí salieron los vecinos que fundaron San Antonio de Béjar. Aún existe la antigua misión de San Bernardo, completamente restaurada.

Ya para 1702 Saltillo contaba con un médico llamado Antonio García. El hecho de estar en la confluencia de los caminos entre la Nueva Vizcaya y el Nuevo Reino de León, hizo que Saltillo se convierta en un centro de comunicaciones. De ahí que en 1720 se estableció correo entre San Antonio de Béjar y en 1774 con San Luis Potosí.

Las autoridades de la Nueva Vizcaya controlaban la región que comprende desde La Laguna hasta Ramos Arizpe, con la intención de promover la colonización de sus territorios, hizo que en 1731, los tlaxcaltecas establecieron el pueblo de San José y Santiago del Alamo, actualmente Viesca. Mientras tanto, los gobernadores de Nueva Extremadura, todos ellos pertenecientes a la familia de los de la Garza Falcón (Blas, Clemente, y Miguel) y que por cierto eran originarios de la Hacienda del Espíritu Santo de la Pesquería Chica, jurisdicción del Nuevo Reino de León, van a apoyar entre 1730 y 1750 la formación de más poblaciones del norte de Coahuila. Múzquiz en 1735 como presidio de Santa Rosa de Lima y Zaragoza en 1749 como Villa de San Fernando de Austria o de Rosas.

Saltillo se consolidaba como un importante enclave de la Nueva Vizcaya y por ello, en 1776 se abrió una escuela. Como ya se había mencionado, Saltillo fue un centro de operaciones en donde convergieron intereses comerciales durante la época colonial. Se sabe que en 1777 se comenzó a difundir durante el mes de septiembre, la famosa “Feria de Saltillo”, que llegó a ser de las más importantes de México. Originalmente era una especie de tianguis con pocas mercancías que más bien atraían a curiosos en lugar de satisfacer necesidades de la población.

Entre 1784 y 1794, la intensidad de las transacciones aumentaron y en ella se vendían productos europeos, asiáticos y mexicanos que en ese entonces se conocían como de “Mechoacan”, consistentes en dulces, azúcar y jabones. Ahí acudían los parrenses a vender vino y aguardiente, los indios de San Esteban mercaban frutas, rastrojo verde y zacate para las bestias de carga. También llegaban muchas caravanas procedentes de otras partes del virreinato, compuestas por entre 50 y 100 personas para protegerse de los ataques de los bárbaros y bandoleros. En 1787 Saltillo y Parras fueron segregadas de la Nueva Vizcaya e incorporadas a la Provincia de Nueva Extremadura o de Coahuila.

A partir de aquí comienza la rivalidad regional. Pues por su importancia Saltillo bien podía ser la capital de las Provincias Internas de Oriente y en consecuencia la capital de la Nueva Extremadura. Posturas que enfrentaron ideológicamente con los de Monterrey y con Monclova a la que finalmente lograron traer los poderes del estado en el primer tercio del siglo XIX.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina