Lic. Antonio Guerrero Aguilar

El natalicio de Miguel Hidalgo

De Solares y Resolanas

Lic. Antonio Guerrero Aguilar

El Padre Miguel Hidalgo y Costilla y Gállaga nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, perteneciente en lo civil de Guanajuato y en lo religioso al Obispado de Michoacán. Fue hijo del administrador de la hacienda Nicolás Hidalgo y Ana Gállaga. A los 12 años fue inscrito en un colegio de los jesuitas y luego en el colegio de San Nicolás de Valladolid junto con su hermano Miguel.

Lic. Antonio Guerrero AguilarEl Padre Miguel Hidalgo y Costilla y Gállaga nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, perteneciente en lo civil de Guanajuato y en lo religioso al Obispado de Michoacán. Fue hijo del administrador de la hacienda Nicolás Hidalgo y Ana Gállaga. A los 12 años fue inscrito en un colegio de los jesuitas y luego en el colegio de San Nicolás de Valladolid junto con su hermano Miguel.

Fue ordenado sacerdote en 1778 y ya para entonces tenía dos bachilleratos, uno en artes y otro en teología ambos otorgados por la Universidad Real y Pontificia de México. Siendo colegial se distinguió por su capacidad intelectual y el dominio de los idiomas.  Por su astucia y habilidades en la lógica, gramática y retórica fue apodado “el zorro”. También ocupó la cátedra de teología, el cargo de tesorero y la rectoría del Colegio de San Nicolás en Valladolid. Pero también se dedicó a los negocios agropecuarios al poseer varias haciendas. Estuvo en los curatos de Taximaroa, Colima, San Felipe Torres Mochas y en el del pueblo de Dolores, ambos en Guanajuato, en donde llegó en 1803.

En enero de 1810 Ignacio Allende lo invitó a unirse a la conspiración que procuraba la independencia de la Nueva España. Se dice que al principio el Padre Hidalgo se mostró renuente pero que después se decidió por asistir a las reuniones que se hacían en la casa del corregidor de Querétaro, don Miguel Domínguez. Ahí entre tertulias y veladas literarias se reunían varios personajes con la intención de buscar la independencia de la Nueva España.  El 10 de septiembre la conspiración fue denunciada y el intendente Riaño ordenó la captura de Hidalgo y de Allende. Cuatro días después doña Josefa Ortiz de Domínguez mandó avisar a los conspiradores que habían sido descubiertos.

Es cuando el Padre Hidalgo decide tomar la iniciativa al proclamar el llamado Grito de Independencia y se inicia el levantamiento armado.

Al pasar por el pueblo de Atotonilco toman como estandarte una imagen de la Virgen de Guadalupe. Propiamente la campaña militar la podemos sintetizar de la siguiente manera: en el mes de septiembre se dedicaron a propagar la insurgencia en los pueblos de Guanajuato, en octubre en pueblos de Michoacán y en noviembre en los alrededores de la capital del Virreinato de la Nueva España.  El 6 de noviembre sufrió una dolorosa derrota a manos de las fuerzas realistas que comandaba Félix Calleja. Entonces los insurgentes deciden marchar hacia Guadalajara. El 29 de noviembre decreta la abolición de la esclavitud y ordena el reparto de tierras.

Con un ejército numeroso pero desorganizado, deciden marchar hacia el norte: pasaron por Aguascalientes, Zacatecas y finalmente Saltillo. Ya para éste tiempo se le había quitado la autoridad que a su vez había recaído en Allende.  En marzo de 1811 pasaron por la Hacienda Santa María en lo que actualmente es el municipio de Ramos Arizpe, Coahuila. Ahí deciden fragmentar el ejército para atravesar  el desierto que los separaba de Monclova.

Exactamente, el 21 de marzo de ese año fueron apresados por Ignacio Elizondo, quien les tendió una trampa. Inmediatamente fueron llevados a Monclova y de ahí a Chihuahua en donde fueron sujetos a juicio junto con Allende, Aldama y Jiménez. Como Hidalgo era sacerdote tuvo que ser juzgado por un juez eclesiástico. El 30 de julio de 1811 fue fusilado en la ciudad de Chihuahua y posteriormente decapitado. Las cabezas de los jefes insurgentes fueron depositadas en barriles con sal para ser llevadas a Guanajuato en donde fueron expuestas para que vieran el castigo que recibían aquellos que osaban levantarse contra las autoridades del Virreinato de la Nueva España.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de Santa Catarina