Cosas que suceden
	
La vida en nuestro pueblo es muy peculiar, pocas son las personas que obedecen las reglas elementales del buen vivir; para ilustrar tal concepto les cuento lo que hace dos días me sucedió: transitando en mi camioneta por la calle Escobedo, al llegar a la acera del Seguro Social me pasó un percance que me irritó sobremanera; hay un joven impedido que deambula en una silla de ruedas, lo único que sé de él es que le llaman Jorge; pues bien en varias ocasiones le di monedas y hasta le pagué un refresco y una hamburguesa, consideraba que ayudándolo soportaría mejor su desventura, pero un día me di cuenta de que el dinero lo empleaba para comprar cerveza y lo sorprendí haciendo sus necesidades sobre la banqueta para bochorno de las personas que lo vieron; desde entonces no le volví a regalar dinero, tal vez se irritó conmigo el caso es que estando en su vehículo frente a la salida de las ambulancias del Seguro Social, de pronto se atraviesa y se pone delante de mí, obligándome a frenar intempestivamente, alguien venía atrás de mí y hace lo mismo, y suena el claxon muy irritado, sin saber por qué me paré; a punto estuvo de darme un golpe y yo de atropellar al minusválido.

		
		
Lo conocí en una convivencia, la potencia de su voz, lo bien timbrada y la pasión que le pone a las melodías románticas, cautiva en poco tiempo a la audiencia que lo escucha; es de esos cantantes pueblerinos que teniendo todos los atributos para triunfar en el medio artístico, prefieren convivir con sus paisanos y deleitar a la concurrencia dejando satisfecho a todo mundo por su calidad artística y su modestia.
		
En estos días que transcurren tan llenos de zozobra y de angustia cae muy a la medida, celebrar la fecha que se estableció con fines mercantilistas y que a la postre se le da un importancia substancial; al no estar muy de acuerdo con tantas celebraciones baladíes, considero que por las circunstancias que estamos pasando es conveniente hacer alarde del amor que les tenemos a los nuestros, defendiéndolos de tantas asechanzas y haciéndoles ver lo inconveniente de las malas compañías; los viejos siempre tuvieron razón en lo que nos enseñaron, por eso cobra validez en estos tiempos aquel antiguo adagio que puntualizaba “Los amigos son nones y no llegan a tres” y aún más aquel de “Dime con quien andas y te diré quien eres”, hagamos de la amistad un sagrado recinto, a donde podamos ir a contar nuestras cuitas y a recibir el bálsamo reconfortante de quien verdaderamente te quiere; para matizar esta celebración transcribo un hermoso poema chino que dice:
		
La participación de elementos muy jóvenes en las actividades del narcotráfico y en la ola de maldad que hay en la ciudad y el país, pienso que aumentó a partir del momento en que a la juventud se le eximió de concurrir a los campos de entrenamiento, a recibir disciplina militar obligatoria.
		
En toda actividad humana siempre se cometen errores, unos involuntarios y otros por falta de capacidad para asimilar conocimiento; todos aquellos que pretendemos poner en un escrito ideas propias o ajenas, al desglosarlas podemos cometer desvaríos que acarrean dificultades.
		
Aquí me pongo a cantar