Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Un crudo invierno

Balbuceos

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaLos árboles perdieron su follaje, las plantas de adorno han sido resguardadas para evitar que se quemen con las temperaturas tan bajas que azotan la región; aquellos que amamos los árboles y en especial los frutales, sentimos mucho temor ante la llegada de la ola gélida que en otras ocasiones hemos visto como quema la fruta y los troncos de los árboles; sabemos que el frío mata muchas plagas, pero hay veces que también le hace daño a las plantas, la helada de 1983 dejó una devastación en la arboleda del Barrio del Aguacate, y jamás recuperó su belleza y su esplendor.

Los pronósticos del tiempo resultaron acertados la temperatura estuvo a menos 5 grados bajo cero, en algunos lugares bajó más, en otros menos, pero las consecuencias están a la vista, hay cantidad de vegetación quemada.

Teníamos la esperanza de que cayera nieve en lugar de “Hielo Prieto” como le decían nuestros ancestros; la nieve mata plagas, da belleza al paisaje y deja mucha humedad; el “Hielo Prieto” deja desolación, es tan poderoso que cuaja la savia de los árboles y al congelarla abre los troncos; una vez más perdimos ante la naturaleza y no hay mucho que hacer, esperar a ver que tanto afectó a las plantas, sacar las que quemó por completo y volver a sembrar.

El eterno círculo divino que nos proyecta hacia el futuro y luego nos vuelve al lugar donde empezamos, es infalible; las consecuencias de las malas acciones del hombre las estamos pagando y los que más sufren son los países pobres que pagan las consecuencias del calentamiento global; mientras las naciones poderosas hacen poco caso de los acuerdos internacionales sobre el cuidado del medio ambiente; los pueblos que viven a los márgenes de los ríos y que estaban acostumbrados a las lluvias de los ciclos de la naturaleza, ahora sufren las consecuencias, soportando días y semanas la lluvia constante y viendo como: desgaja montañas, se lleva cosechas, ahoga animales y destruye sus viviendas; lugares hay donde llovía muy poco y ahora tienen exceso de lluvia; en otros llovía con regularidad y las aguas se han alejado.

Tal parece que los vientos helados que se desprenden del Polo Norte, en nuestro caso, llegan con sus frías ventiscas, más lejos, y dejan devastación y dolor, que los humanos difícilmente pueden aliviar en toda su crudeza.

A los habitantes de los pueblos que todavía tenemos un poco de vegetación y un caudal de agua hermoso, sólo nos queda cuidarlos y preservarlos para las futuras generaciones que habitarán el planeta.

SANTOS NOÉ
Cronista Oficial de la ciudad
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo.