De los Torneos de Las Anacuas, tan concurridos por cierto, cuando Paulino Sánchez, satisfacía la garganta más exigente con los refrescos, se recuerda todavía aquél juego de softbol en el año de 1977, cuando los Maestros Federales, eran dirigidos sindicalmente por el Profr. Gilberto Pérez Salazar y deportivamente por Miguel Garza Durán, iban perdiendo el juego por una carrera, contra el novel equipo de la escuela Preparatoria Número 5. Había un corredor en segunda por los sindicalizados federales, cerraban la fatídica, séptima entrada y faltaba un out para que los preparatorianos se alzaran con el ya esperado triunfo.
En ese preciso momento, Miguel exclama:
– Bateo yo, porque voy por los jugadores a su casa, pago el ampayeo, compro la pelota y les pago los refrescos.
No hubo nadie que lo contradijera.
Le tiró a los dos primeros lanzamientos y nada.
Y en el último “strike” pegó descomunal batazo de “home run” por el centro y empezó a dar la vuelta lentamente al cuadro, el corredor de segundo anotó la del empate y en los tenis de Miguel venía la del triunfo. (Los de la Prepa querían llorar).
La algarabía de los mentores, apenas dejó oír, la orden que el Secretario General de la Delegación dio a Manuel Pérez Camacho:
– ¡Anda a felicitarlo! –dijo Gilberto– porque “se la voló”.
Raudo y veloz como un rayo, Manuel cruzó por el home, pasó por la loma de los disparos y apenas había pasado la almohadilla de segunda Miguel, cuando de repente se aparece Manuel, lo levanta en vilo de gusto y se oye la voz del ampayer: (Mario Saucedo).
– ¡Out!
Y out se quedó. No valieron las reclamaciones. Las carreras no contaron y perdieron el juego, que ya lo tenían ganado.
Miguel reclamó a Manuel:
– ¿Por qué se metió al cuadro?
Contestó Manuel:
– ¡Ordenó el jefe y órdenes son órdenes y san se acabó!
A lo que Miguel repuso:
– ¡No vuelvo a pagar nada y háganle como quieran, me han robado un jonrón y me lo hicieron de agua!