Dentro de la reforma política en ciernes llama la atención la propuesta de que haya reelección en lo que respecta a Diputados y Alcaldes.
De esta manera, se dice, éstos tratarían de realizar un buen trabajo que incremente sus posibilidades de reelegirse.
Pero podría suceder que, tanto Diputados como Alcaldes trataran de lucirse durante su primer periodo (aunque ello les significara un sacrificio) para convencer a los electores de reelegirlos votando una vez más por ellos.
Pero, como se dice comúnmente, todo podría ser una farsa y su verdadero yo y sus reales intenciones podrían aflorar durante el segundo periodo, en el que muy probablemente tratarían de reponerse, particularmente en el caso de los Alcaldes.
Algo que sí sería muy positivo dentro de la mentada reforma tiene que ver con la desaparición de Diputados y Senadores de los llamados plurinominales, que entre las dos Cámaras suman alrededor de 140, en otras palabras, que a ambas Cámaras sólo lleguen quienes hagan campaña y triunfen en las urnas.
Ello, de rompe y rompe, significaría un magnífico ahorro, recursos que podrían utilizarse en algo de más beneficio para la ciudadanía.
Todo esto tiene sus bemoles, y sólo restaría que a quienes les corresponde decidir estas cuestiones lo hagan sin vacilar, llevando a cabo lo que los electores, a quienes se supone representan, desean, aunque sabiendo de antemano cómo se manejan estas cosas, se antoja difícil que esto prospere.