Seguramente recuerdan ustedes los hechos violentos que se suscitaron el 1 de diciembre pasado en el Distrito Federal a raíz de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, que ese día asumió la Primera magistratura del país.
Cientos de personas que estuvieron en el lugar de los acontecimientos, y millones más que lo vimos por la televisión, fuimos testigos de la violencia con que actuaron decenas de sujetos, muchos de ellos con el rostro cubierto, arremetiendo una y otra vez contra las fuerzas policíacas, utilizando piedras, palos, tubos y hasta bombas molotov, con el evidente propósito de causar daño.
Además, no contentos con ello, la turba continuó dando rienda suelta a su furia destrozando aparadores y vidrieras de negocios e instalaciones públicas, cuyos daños, según se publicó, ascendieron a millones de pesos.
A raíz de estos disturbios, la policía detuvo a decenas de los participantes en los hechos, quienes fueron abandonando la cárcel a medida que se aclaraba la situación de cada uno de ellos, quedando sólo 14 detenidos, a quienes, supuestamente, se les comprobó su intervención en la refriega.
Pero días después, antes de que terminara diciembre, los miembros de la Asamblea Legislativa del D.F. votaron para reformar el articulo 362 del Código Penal del Distrito Federal para disminuir las penas de los delitos por los que fueron acusados, originalmente considerados graves, dejando de serlo luego de la mencionada reforma, por lo que pudieron salir libres con el pago de una fianza.
Así las cosas, resultó que no hubo culpables del vandalismo que atestiguamos millones de personas, como si todo hubiera sido sólo un montaje o una demostración de efectos especiales, en otras palabras, pura ficción.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo