En lo que respecta a la contienda por las alcaldías, atrás quedaron ya las campañas, la guerra sucia, los desvelos, las malpasadas, el derroche de recursos, la elección y la tensión provocada por todo lo anterior, ahora lo que sigue.
Por un lado, los candidatos perdedores, quienes deberán aceptar el fallo adverso de las urnas, tomando en cuenta que en una elección se gana y se pierde, y que un voto puede hacer la diferencia a favor o en contra.
Y por otro lado, los ganadores, los cuales deben sentirse muy contentos y satisfechos por el resultado del trabajo y el esfuerzo realizado a lo largo de la campaña.
Como se ha hecho costumbre, hay quienes no asimilan y mucho menos aceptan la derrota, y acuden ante las instancias correspondientes con sus quejas y exigencias tratando de revertir el resultado, buscando ganar en la mesa lo que no pudieron hacer en las urnas.
Volviendo a los ganadores, para ellos seguirá un lapso que deberán utilizar para serenarse y recuperar energías, y desde luego, para ir pensando en la conformación de sus equipos, y ordenar, de acuerdo a su importancia o prioridad, las peticiones que recibieron durante la campaña, así como las promesas y ofrecimientos que, a su vez, hicieron y de esa manera darle forma a su plan de trabajo.
Lo cierto es que tendrán tiempo suficiente para ello, pues faltan alrededor de cuatro meses para que tomen posesión del cargo y empiecen a demostrar en los hechos sus verdaderas intenciones.
¿Qué veremos o escucharemos entonces? ¿La satisfacción de quienes creyeron en ellos y en sus respectivos proyectos y votaron a su favor, o el consabido, e indeseado, se los dije, de quienes votaron en contra?
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
