Las composiciones, las vivencias y los recuerdos… El domingo que estuviste por aquí, escuché que le decías a tu madre; ya casi termino la tarea, sólo me falta la composición, y empacaron las maletas y partieron
Como siempre tristes ustedes, por "el tener que irse" y nosotros también por no poder acompañarlos.
Hoy hemos ido a visitarlos y cuando tú con tu infantil tranquilidad dormías, a hurtadillas tomé la mochila de tus libros y miré los trabajos realizados. Me llamó la atención tu "trabajo literario" el mérito radica en tus escasos años; en él decías: "Que vivías en una casa pequeña, con muy poquito patio", pero sobre todo escribiste ¡Soy muy feliz porque papá trabajó mucho para comprarla, señalas también la sencillez del mobiliario y la limpieza que hay gracias a tu madre, en tu escrito te acordaste de nosotros, que te gusta que te llevemos al pollo, a la Zona Rosa, a Gigante y a "Los Cavazos".
Con cuánta frecuencia dejamos que se nos escape la esencia de los recuerdos.
Hagamos inolvidable lo ordinario, recordemos que los ritos familiares son fuente inagotable de nuestros mejores recuerdos. No arrojemos a la basura los primeros dibujos o trabajos escolares de nuestros hijos, tomemos en cuenta que la niñez es muy corta, ellos crecen y ya no los podremos acariciar y tomar en nuestros brazos, como cuando pequeños. Los fragmentos de amabilidad se juntan a las demostraciones de afecto e integran hermosas remembranzas.
¡Hagamos inolvidable lo ordinario!
Pero así está el mundo y éstas son "Nuestras Cosas".
Hasta la próxima.
