Recuerdo yo a un hombre que en el día de trabajo, sí, el día primero de mayo, se subía a la “tribuna libre”, que se concedía en uso del micrófono al terminar el desfile. Allí en el desaparecido kiosco nuevo de la Plaza Principal.
Sí, el primero de mayo, había “tribuna libre” y el ciudadano que quisiera hacer públicas sus demandas, sus quejas, o las arbitrariedades cometidas por alguna autoridad, en ese día y el ese lugar tenían cabida.
En muchas ocasiones, pudimos escuchar la palabra de los líderes obreros; pero también esperábamos el discurso certero, de un hombre que con palabras sencillas analizaban la situación social, política y económica que se vivía en aquella época. Me refiero al señor Gerardo Hinojosa, quien tenía una peluquería en el cruzamiento de las calles Mina y Niños Héroes en su parte sur-oeste.
Iniciaba su discurso diciendo que él no tenía mucha cultura, que él no tenía mucha cultura, que él había sido labrado a cabo de hacha, sin embargo, el valor para decirlo en aquel tiempo y su filosofía aún resuenan en nuestros oídos.
Pero así está el mundo y estas son Nuestras Cosas.
Hasta la próxima.
