Los gigantes como seres formidables

De Solares y Resolanas

La palabra gigante procede del griego “gigas” con la cual designaban a algo de buen tamaño. Gigas pasa al latín, luego deriva el francés “jayant” que se convirtió en “géant”; con ese vocablo se referían a una persona de gran tamaño y fuerza considerable. De ahí viene “giant” en inglés y gigante en español. Según la mitología, los gigantes son criaturas temibles por su gran tamaño y fuerza. Cada vez que había una batalla, los gigantes eran llamados a participar en ellas por su tamaño y fortaleza. Por ejemplo, en los relatos sumerios destaca Gilgamesh, quien era un héroe cuya estatura alcanzaba poco más de cinco metros.

Los griegos relacionaban a los gigantes con los titanes. Cronos fue uno de ellos, quien mutiló a su padre Urano, el dios del cielo. Con la sangre derramada, Gea quedó embarazada y dio a luz a unos gigantes. Estos eran mortales a pesar de su origen, pero sobresalían por su gran tamaño, fuerza y aspecto aterrador. Zeus los exterminó gracias a la ayuda de Atenea y de Hércules. Los griegos creían en la existencia de unos seres extraordinarios conocidos como los hiperbóreos que vivían en el norte y de los cíclopes, los cuales solo tenían un ojo.

En el antiguo testamento se habla de la existencia de gigantes llamados “Nephilim”: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre” (Gen, 6, 4). Moisés mandó a unos exploradores para hacer un reconocimiento a las tierras de Canaán. Llegaron hasta Hebrón en donde vieron unas murallas muy grandes, de ahí concluyeron que estaban habitadas por gigantes. De igual forma Samuel (21, 20-21) nos describe a un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie. Otro de los gigantes bíblicos fue Goliat, quien fue vencido y degollado por David.

Cristóbal fue un justo varón de gran tamaño el cual cargó al niño Jesús. Originalmente quiso ponerse al servicio de Satanás y buscó a un brujo. Cuando ambos recorrían un camino pasaron cerca de una cruz por lo que el brujo procuró alejarse de ella. Cristóbal le preguntó si tenía miedo a la cruz, entonces el brujo convertido en Satanás, le replicó que en realidad tenía miedo de quien murió en ella. Entonces Cristóbal decidió servir a Cristo, pues hacía temblar hasta el mismo Satanás. Como no sabía cómo servir a Cristo, una persona le sugirió ayudara a pasar a todos los que intentaban cruzar por un río. Fue cuando se le apareció el niño que cargó en hombros. Asombrado por el peso excesivo, Cristóbal le preguntó por qué pesaba tanto y el niño le contestó que portaba los pecados del mundo. La tradición popular más bien basada en una leyenda lo santificó.

Muchos centros ceremoniales, pirámides y monumentos de la antigüedad son de un tamaño y peso colosal, por eso siempre se ha pensado que los monumentos megalíticos y las grandes pirámides, fueron construidas por gigantes o incluso hasta extraterrestres. En la cosmogonía prehispánica vemos también referencias en torno a seres de singular tamaño. En la leyenda del Quinto Sol, el primero de ellos estaba conformado por la Tierra, llamado Naoi Ocelotl (4 Jaguar) y su Dios supremo era Tezcatlipoca. Según relata la leyenda, el mundo estaba poblado por gigantes, que fueron devorados en su totalidad por jaguares.

Decían que los primeros pobladores mesoamericanos eran unos gigantes a los que llamaron Quinametzin. Sabían de agricultura, metalurgia, artes y orfebrería. Ellos levantaron los enormes templos de piedra y conocían de la creación del mundo Todos fueron destruidos por un diluvio como justo castigo por su iniquidad. En Árido América, se decía que habitaban un grupo de gigantes que sólo comían piñones y no realizaban actividades como los gigantes del centro de México.

El pedagogo francés Rabelais describe el apetito insaciable de tres gigantes llamados Pantagruel, su padre Gargantúa y su abuelo Grandgousier. En una de las aventuras de Pantagruel, su compañero Epistemos es decapitado, pero cuando Pantagruel vuelve a ponerle la cabeza en su lugar, el decapitado resucita y cuenta que estuvo en el infierno, donde había encontrado a todos los papas y a todos los héroes de la historia. Hoy en día pensamos que los gigantes, son aquellos que hacen cosas excepcionales, con valor y arrojo; sin importarles las adversidades y complicaciones que se presentan. Por eso son grandes, son gigantes.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina