El día del cronista: 31 de agosto

De Solares y Resolanas

En México como seguramente en otras partes del mundo, tenemos en el calendario cívico y religioso, una serie de días en los cuales se conmemora, recuerda o festeja la importancia de cierto personaje, función o vocación. Tenemos día de la madre, del padre, del niño, de los difuntos, del amor y amistad, de la secretaria, del cartero, del maestro y todas las demás existentes. Dicen que por eso el mexicano es mitotero y fiestero por naturaleza, porque todos los días del año tiene una razón para vivir en el relajo y en fiesta. En ese día, se reciben felicitaciones, invitaciones a desayunar, comer o cenar. Las autoridades entregan reconocimientos y diplomas a los mejores y a los más antiguos en el gremio. Se resaltan las cualidades de quien ejerce con sacrificio y nobleza ese oficio. Se ofrecen y prometen cosas que incidan en el salario y en la posición del conmemorado.

La asociación nacional de cronistas de ciudades mexicanas, tiene el 30 de abril como el día del cronista; esto porque la asociación surgió un 30 de abril de 1977. Aquí en Nuevo León, el cronista adjunto de Pesquería, Jesús Chapa Garza levantó la voz y pidió un día para conmemorar al día del cronista en tiempos de cuando era presidenta (2007-2008) Elda Feliz González cronista de Marín. Precisamente eligieron como fecha significativa el 31 de agosto, día que tiene ver con el natalicio de don Alonso de León en el año de 1608 en la ciudad de México. Ilustre poblador y fundador del Nuevo Reino de León en el siglo XVII. Especialmente porque nos legó unos apuntes que son considerados las primeras crónicas y relatos históricos en el noreste mexicano, junto con Juan Bautista Chapa y Fernando Sánchez de Zamora. En consecuencia fueron hasta el ejido Las Trancas en Cadereyta Jiménez, en donde aun se levanta altiva y orgullosa la casona y el solar en donde vivieron los Leal, los de León, los Cantú y los Pérez que tanto beneficios trajeron a la región. Ahí en donde se junta el río San Juan con el Santa Catarina, está un edificio de dos niveles, con estructura de piedra y sillar. En de sus muros colocaron una placa reconociendo la labor de don Alonso de León. Y para concluir adecuadamente ellos pidieron formalmente que en Nuevo León se instituyera el día del cronista.

Regularmente en Nuevo León se resaltan las figuras de los primeros cronistas e historiadores que documentaron en su tiempo la vida de nuestros pueblos. Ahí están José Eleuterio González, Emeterio de la Garza, Lázaro Garza Ayala, Hermenegildo Dávila y otros más en el siglo XIX. Nuestros pueblos siempre han tenido a una persona que se dedica al conocimiento y difusión de nuestra historia. Esa noble función la realizaron con paciencia y desinterés los curas, los maestros, los notarios, los secretarios del ayuntamiento o demás interesados en el tema.

Con la intención de que la memoria histórica, la identidad cultural y el patrimonio de nuestros pueblos no se pierda ni caiga en el olvido, en la segunda mitad del siglo XX, algunos cabildos como Guadalupe, Monterrey y Sabinas Hidalgo designaron cronistas en las figuras de Israel Cavazos Garza, José P. Saldaña y Celso Garza Guajardo. Luego Héctor Jaime Treviño Villarreal junto con Raymundo Retta, promovieron los nombramientos de cronistas del resto de los municipios de Nuevo León que no los tenía. Para 1987 había casi la totalidad de los 51 municipios y con ellos se formalizó la Asociación Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León.

¿Y quién es el cronista? Recuerdo que cuando me dieron el primer nombramiento en Santa Catarina, acudí hasta los límites con Villa de Santiago para conocer mejor mi municipio. En la Ciénega de González se nos dañó una llanta del vehículo, por lo que pedimos ayuda a la presidencia municipal de Villa de Santiago. Como llevábamos un radio, me preguntaron quien pedía el auxilio: orgullosamente les dije que era el cronista de Santa Catarina. Quien estaba atendiendo la solicitud dijo: nosotros no apoyamos a croquistas. Le reiteré que era el cronista no el croquista. Creo que no entendió la diferencia pero al fin de cuentas nos mandó el auxilio requerido. Renato Leduc, autor del poema Sabia virtud de conocer el tiempo, diferenció entre la labor del historiador con el cronista. El primero trabaja con fuentes escritas y el segundo trata lo inmediato y lo próximo en la vida de las personas.

Guillermo Tovar y de Teresa sentencia sabiamente: “lo que la política separa, la cultura une y la ciudad entrelaza”. El fue el último cronista de la ciudad de México, hasta que renunció en 1987 a su cargo para promover un consejo de la crónica de la ciudad de México, ahora conformado por cerca de 87 integrantes entre los cuales hay profesionales del arte y la cultura, médicos, abogados, arquitectos, historiadores, coreógrafos, periodistas y demás interesados en la cultura y la historia de la capital de todos los mexicanos.

Para Tovar y de Teresa, ser cronista no es una chamba, no es un título, es un espíritu, una vocación, una manera de percibir la realidad. El cronista es quien sale a las calles, las recorre, escribe en torno a ella, hace teatro, cine o poesía. Todo porque ama y quiere al lugar de origen, el solar en donde nacimos, movemos y existimos y en consecuencia merece y puede ser susceptible de ser amada. El cronista se convierte en la persona que tiene ojos y oídos dentro de la sociedad en la que vive. Es un profeta que anuncia el orgullo y la historia de su pueblo, pero también que denuncia aquello que atenta contra la integridad de su pueblo. Son aquellos que hurgan en cada rincón para después narrar sus hallazgos.

Como ya lo había señalado, el cronista se diferencia del historiador, pues relata y cuenta el presente y vive de los testimonios que puede recuperar para difundir. El historiador trabaja en fuentes escritas y se ocupa del pasado a partir de los requerimientos del presente. Por eso me da la impresión de que la labor del cronista está más cerca de la antropología sociocultural que de la historia. Aunque también se apoya en ella y con sus escritos deja constancia que a la larga será revisada por el historiador.

En abril de 2011 siendo el presidente de los cronistas de Nuevo León, tuve contacto con el doctor Jesús Ancer Rodríguez, rector de la UANL. Lo invitamos para que con toda la fuerza moral de la universidad, presentara ante el congreso de Nuevo León la solicitud para aprobar el día del cronista. A dicha iniciativa se unieron las demás asociaciones de cronistas e historiadores. Para ello aprovechamos que el presidente saliente de la mesa directiva del honorable congreso, era el profesor Jorge Santiago Alanís Almaguer. En sesión extraordinaria del pasado 20 de agosto, se aprobó tal iniciativa. Ya tenemos día del cronista en Nuevo León. Ahora falta que nuestros alcaldes reconozcan nuestro trabajo y que los cronistas municipales de Nuevo León, con nombramiento y sin nombramiento, pero con amor a sus municipios se pongan a trabajar en beneficio de sus pueblos.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina