El pago semanal de los palomilleros

Anécdotas deportivas

Palomilla del Barrio del Aguacate.

Los integrantes de la palomilla practicaban los siguientes deportes: caza con hulera, beisbol en el terreno situado enfrente del Profr. Panchito, pesca con la mano y con anzuelo y con hilo de coser del número 8. La palomilla parece que no conocía el monofilamento y más delgado. Tampoco se conocía el carrete o reel en inglés, ni los curricanes o señuelos. Tampoco los aparatos que señalaran la presencia de los peces en las cercanías y mucho menos que indicaran si eran robalos, carpas o mojarras. Sólo se contaba con anzuelo y sedal delgado que se compraba en la tienda de Adrián Larralde, de Melchor Flores y de Manuel Flores que estaban, respectivamente, en las esquinas de Hidalgo y Porfirio Díaz; Juárez y Mina y Porfirio Díaz y Escobedo; (sin olvidar a Beto Chapa) en Ocampo y Jiménez.

Box en la esquina de Guerrero y Lerdo de Tejada, los guantes eran de Rogelio Ramos Espinosa, natación y clavados en la acequia, antes Callejón Mina y en los charcos del Río Sabinas y en la Alberca del Ojo de Agua, tiro con arco hecho con anacua y flecha de fresno; y tiro de dardos.

El tiempo en que esa palomilla asolaba el Barrio del Aguacate, que por cierto, sólo le quedó el nombre por la helada del 24 de diciembre de 1983 (-17º centígrados), era de 1945 a 1952, más o menos. Se emplearon más de 2 años en poder escribir la lista de los integrantes de la palomilla del Barrio del Aguacate y los que integraban el equipo de beisbol “Cienfuegos”, y no se pudo hacer en forma íntegra.

Algunos que integraban esta singular palomilla eran: Gilberto Garza, José Garza, Rogelio González Flores, Roberto Garza Chapa, Rubén Helio Mascareñas Valadez, Benito López Valadez; Abelardo Ramos Espinosa, “El Húngaro”, Jefe y defensor de la Palomilla; Baldemar González Flores, José González Flores, José Cantú, Héctor Cantú, Martín Hernández Pérez, Rogelio de la Garza, Margil Garza Garza, Juan Morales Garza, Celso Garza Guajardo, Javier Garza Rincón, José Serafín Moreno Gallegos, Virgilio González Hernández, Héctor de la Garza Amarante.

Además Antonio Garza, Oliver Durán Cárdenas, Rodolfo Guajardo, Efraín García, José Garza Guzmán, Jesús Salazar Espinosa, Gerardo Treviño Salazar, Pablo de los Santos Garza, Enrique Garza González, Ramón González Garza, Jesús Salazar, Gregorio González Guzmán, Jaime Garza Chapa, José Ramírez Simentales, Hugo Larralde Guajardo, Juan de la Garza, Virgilio Garza, Ramón Velázquez, Óscar Valdés, Fernando Salazar Viejo, Juan Andrés Acevedo Garza, Emilio Treviño, Rodolfo Treviño, Héctor Benito Ríos Flores, Roberto Santos, Manuel Santos, René Valle Yves, Carlos y Leandro Salazar Martínez y varios más. Las siguientes anécdotas giran en torno a la Palomilla del Barrio del Aguacate.

Como ya se dijo que el jefe de la pandilla era el defensor de los mismos, Abelardo, que era el más corpulento, (toda la ralea era flaca, como que eran tiempos de seca), le cobraba por semana la enorme cantidad de 2 centavos en el año de 1946 y siguientes a sus compañeros por defenderlos de los demás alumnos a que no les pegaran, que en ese entonces cursaban la enseñanza primaria en la Escuela “Manuel M. García”, más conocida como “Los Colegios”.

El lunes de cada semana y muy temprano ya estaba en la puerta de “La Manuel” esperando a cada uno y con la mano extendida recogía los 2 centavos, casi siempre le abonaban un miserable centavo y decía muy seriamente: “dile a tu mamá que te dé el centavo que falta, de lo contrario ya sabes lo que te espera”.

Se aclara que cuando no recibía la cuota completa el martes, al que osaba no pagarle, lo golpeaba inmensamente hasta dejarlo tirado y medio muerto. ¡Pero eso sí! lo seguía defendiendo durante la semana de los demás compañeros de la “Manuel y Teresa” que le quisieran pegar. La pasada al pizarrón con los 2 centavos se repetía semana a semana y año tras año. Esos sí eran tiempos de recordar. A ver quién la empata.