Era el agreste y hermoso paisaje que presentaba La Turbina, cuando el hombre no había metido su mano para transformarla; 28 años atrás se había construido el canal, que derivaba el agua que movía las turbinas que generaban electricidad.
El agua anteriormente corría con libertad por el cauce del río y los habitantes del pueblo, estaban acostumbrados a bañarse y disfrutar de las cristalinas aguas, en diferentes y hermosos lugares; los niños de las escuelas y los visitantes del pueblo, disfrutaban del bosque lleno de árboles y de parras silvestres.
El mundo evoluciona y se lleva en sus acciones, no sólo los recuerdos y hermosos paisajes, sino también transforma las costumbres y modifica las formas de ser.
Santos Noé