Rufino Rodríguez es referencia obligada dentro de la investigación de la arqueología prehistórica en Coahuila, quien con sus recursos propios y sobre todo esa voluntad de, ritualmente, cada semana salir al desierto a tratar de desentrañar esa memoria perdida que ha quedado grabada en la piedra por muchos años así describe Lorenzo Encinas, periodista y antropólogo, a su compañero antes de iniciar una interesante charla durante la pasada sesión del Consejo de Historia y Cultura de Sabinas Hidalgo.
Rufino Rodríguez es referencia obligada dentro de la investigación de la arqueología prehistórica en Coahuila, quien con sus recursos propios y sobre todo esa voluntad de, ritualmente, cada semana salir al desierto a tratar de desentrañar esa memoria perdida que ha quedado grabada en la piedra por muchos años así describe Lorenzo Encinas, periodista y antropólogo, a su compañero antes de iniciar una interesante charla durante la pasada sesión del Consejo de Historia y Cultura de Sabinas Hidalgo.
Encinas y Rodríguez fueron los personajes invitados en esta ocasión por el presidente del Consejo de la Historia y la Cultura Sabinas Hidalgo, el maestro Héctor Jaime Treviño Villarreal, para hablar de la riqueza en pinturas rupestres y petro grabados en Nuevo León y Coahuila.
Más por afición que por profesión, Rufino Rodríguez y Lorenzo Encinas han dedicado gran parte de sus vidas a recorrer la región norestense y desentrañar los secretos de estas piedras vivas.
El también delegado del INAH en Nuevo León y Coahuila, reconoció la ardua labor que estos personajes han realizado, ya que en Nuevo León y Coahuila no hay una Licenciatura en Arqueología o Paleontología, lo que no ha impedido para que los compañeros sigan haciendo sus investigaciones; además de que de manera autodidacta han estudiado los mejores textos de Paleontología y Arqueología y los han aprendido y han hecho colaboraciones muy interesantes en publicaciones científicas y de divulgación.
Rodríguez, quien por más de 30 años ha dedicado los fines de semana a recorrer los desiertos y parajes norestenses con el fin de localizar y estudiar los sitios con presencia histórica, legado de nuestros antepasados, devolviéndoles así sentido a los mensajes ahí escritos.
Los nativos grabaron desde antes de la llegada de los españoles y lo siguieron haciendo hasta después de 1840 refiere Rodríguez, de la misma manera los colonizadores dejaron sus mensajes en las rocas, trajeron también sus grabados tlaxcaltecas y usando las mismas técnicas de los indios grabaron fierros, marcaron flechas, nombres, y tantas cosas.
El Arqueólogo destacó que en el noreste no hubo mestizaje debido a que los colonizadores decidieron traer tlaxcaltecas para estas regiones dado que estos tlaxcaltecas ya venían evangelizados, y es que los nativos no se dejaron asentar
Las rocas conservan la huella del tiempo, a los mensajes de los nativos se les sumaron los de la colonización, después vinieron la Independencia, la Reforma, el Porfiriato, la Revolución y siguen las gentes marcando las piedras.
Este tipo de grabados históricos se dividen en mensajes de propiedad, religiosos, anuncios políticos y patrióticos, pornográficos, domésticos, deportivos, etc. aunque los más notorios son los religiosos, y fueron las cruces las más abundantes.
En Coahuila existen grabados en casi todo los lugares que hay rocas, explica el investigador que en el norte de Coahuila existen pinturas pero no hay grabados porque la roca no se presta, lo grave es cuando estos mensajes religiosos los hicieron encima de motivos de los nativos.
Algunos de los lugares más ricos en petro grabados, en el Estado de Coahuila son General Cepeda, El Pelillal, los límites de Coahuila y Nuevo León, entre otros, y como aconsejan los arqueólogos, a veces es mejor no revelar el sitio para poder preservarlos.
Por su parte Lorenzo Encinas, antropólogo y periodista de Multimedios Televisión, con orígenes en Sabinas, específicamente de la Hacienda Larraldeña, charló sobre el sentido de algunas pinturas y petro grabados durante su conferencia Chamanismo, cacería y astronomía en tribus de cazadores-recolectores del Noreste de México.
Las sociedades de cazadores recolectores carecían de una clase sacerdotal como la concebimos en la actualidad. Eran los chamanes quienes tenían ese poder y en tal sentido las piedras grabadas, tienen vida, y fueron una especie de portal que comunicaba la realidad con el mundo sobrenatural, explicó Encinas.
Apoyándose ambos una atractiva presentación donde exhibían fotografías de estos vestigios así como los detalles de las pinturas y petro grabados, la charla resultó por demás interesante, y quizás más por la cercanía de esos lugares, o quizás por representar nuestro legado cultural.
Imágenes de Chamanes con todo su poder, la ubicación estratégica de las pinturas, la colocación ex profeso de las rocas, los dibujos y grabados de venados, principal fuente de alimentos de los nativos, huellas de felinos, osos y la infinita veneración que para ellos representaba el sol y sus ciclos, es lo que esas rocas vivas nos dicen.
Y son personajes como este par de investigadores quienes los traducen para el resto de las personas que miramos sin mirar, o peor aún, que destruimos ese legado sin pensar en su grandeza.
En el sitio de internet del Consejo de la Historia y la Cultura Sabinas Hidalgo se pueden apreciar las presentaciones utilizadas por los conferencistas para sus ponencias.