![Profr. Santos Noé Rodríguez Garza Profr. Santos Noé Rodríguez Garza](https://i0.wp.com/www.sabinashidalgo.net/wordpress/wp-content/uploads/2010/01/santosnoerdz-cd4.jpg?resize=80%2C107&ssl=1)
Hemos contado que Don Santos recorría todos los caminos de la región, los habitantes de las diferentes rancherías lo trataban con mucha cordialidad, le brindaban su confianza y amistad, tal la familiaridad que: en muchas ocasiones le comentaban acerca de sus padecimientos y enfermedades sabía: ¡con que! y ¡cómo! se podían curar las magulladuras y golpes ocasionados por las caídas del caballo o los trastazos recibidos al herrar algún animal.
![Don Santos Rodríguez conduciendo su Ford en un desfile Don Santos Rodríguez conduciendo su Ford en un desfile](https://i0.wp.com/www.sabinashidalgo.net/wordpress/wp-content/uploads/2009/11/091007_donsantos-fd5.jpg?fit=640%2C352&ssl=1)
Hemos contado que Don Santos recorría todos los caminos de la región, los habitantes de las diferentes rancherías lo trataban con mucha cordialidad, le brindaban su confianza y amistad, tal la familiaridad que: en muchas ocasiones le comentaban acerca de sus padecimientos y enfermedades sabía: ¡con que! y ¡cómo! se podían curar las magulladuras y golpes ocasionados por las caídas del caballo o los trastazos recibidos al herrar algún animal.
En cierta ocasión pasó por el rancho de Pascuales rumbo al Durazno, y al platicar con el vaquero, observar el estado avanzado de la gravidez de la esposa le dice: ¿ya le falta poco a tu mujer para dar a luz? ¡solamente estoy esperando al patrón para llevármela al pueblo!
Le preguntó, si tenía elaborado algún queso y al contestarle afirmativamente, le prometió que al regreso llegaría por uno y siguió por su camino rumbo al rancho que tenía por destino.
Transcurrieron varias horas y habiendo terminado su trabajo, ya regresaba; a lo lejos divisa a una persona que viene veloz en su caballo, lo encuentra y reconoce que es el vaquero de Pascuales, quien de inmediato lo pone al tanto de los que sucede y le pide que por favor lleve a su señora al pueblo, para que la atienda una Enfermera o un Doctor, ya que empezaron los dolores del parto. Acelera Don Santos su camioneta y llegan al rancho; hace a un lado las herramientas de trabajo en la caja de su Ford y con cobijas le improvisan a la señora una cama, quedando más o menos acomodada. Parten rumbo al pueblo y cuando ya van por el Sendero Ancho, arrecian las contracciones de la parturienta, a tal grado que ya no soporta, el trastabillar del mueble; detiene Don Santos su camioneta y le pide al vaquero que lo ayude, pues la señora empieza a dar a luz y él tiene alguna experiencia en partos, pues ha asistido en algunas ocasiones a la Enfermera que ha atendido a su esposa; termina el alumbramiento y recibe al varoncito que ve la luz por vez primera, lo envuelve en algunos pañales que la señora trae en su equipaje y le lava su carita con agua de la cantimplora que está tibia porque le pegan de lleno los rayos del sol; en varias ocasiones ha visto a la enfermera cortar el cordón umbilical, y así lo hace, arropa al bebé y a la señora, y parten rumbo al pueblo.
Llegan a la casa de una persona que es Enfermera y bajan a la paciente; de inmediato la experta la revisa y considera que ésta en buenas condiciones y el bebé también, por lo tanto felicita al papá y a Don Santos que la hizo de enfermero.
Se retira con su Ford rumbo a su casa, a tomarse un trago de mezcal para calmar los nervios y contarle a su esposa la experiencia vivida.
Una vez más ha cumplido una misión que el destino le ha impuesto y se siente muy feliz de poder servir a sus semejantes.
Continuará…
Profr. Santos Noé Rodríguez Garza
![Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez](https://i0.wp.com/www.sabinashidalgo.net/wordpress/wp-content/uploads/2009/10/091007_ford-804.jpg?fit=640%2C343&ssl=1)