Profr. Juan Omar Hernández Luna

Personajes pintorescos de mi pueblo: Chacho “El AkᔠArnulfo Jasso Garza

Miscelánea

Profr. Juan Omar Hernández Luna

Escudriñando en el baúl de mis recuerdos me invadió la nostalgia transportándome a los años 68, 69 en mi adolescencia y en ese entonces el presidente Municipal era el ilustre Profr. Daniel Guadiana Ibarra (†).

Profr. Juan Omar Hernández LunaEscudriñando en el baúl de mis recuerdos me invadió la nostalgia transportándome a los años 68, 69 en mi adolescencia y en ese entonces el presidente Municipal era el ilustre Profr. Daniel Guadiana Ibarra(†).

Trabajaba yo esporádicamente ayudándole a don Pedro Alejandro “La CHISPA” sirviendo el rico MENUDO y los sabrosos LONCHES de BARBACOA en su Lonchería para ganarme algún peso que en ese entonces eran monedas muy grandes y tenían la figura de Morelos, héroe de nuestra Independencia, ahí trabajaba a diario CHACHO un joven corpulento y muy fuerte que a pesar de que tenía el vicio del cigarro muy arraigado, pues siempre traía cigarros en las bolsas de su camisa y sus pantalones para regalar a todo aquel que le pidiera y no eran pocos, le gustaba medir su fuerza con cualquiera jugando “VENCIDAS” ganando casi siempre lo cual lo llenaba de orgullo y se ponía muy contento y alegre él era, fue y seguirá siendo muy querido y recordado por todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerlo ya que él no se metía con nadie y siempre fue servicial y atento con todos. Su trabajo era lavar los platos, hacer mandados ya fuera en la tienda de Natalio Solís o en la de Darío Hinojosa contraesquina de la plaza Principal y por su problema que tenía en su habla le decíamos CHACHO “EL AKA” ya que solo podía emitir algunos sonidos cuando platicaba con su gran amigo “la CHISPA” sus respuestas para todo eran “AKA” “EKE” siempre acompañadas con una sonrisa en su rostro; ahora cada vez que transito por las calles de Ocampo y Porfirio Díaz me parece escuchar el grito de don Pedrito ¡¡Haaaaaaay Menudoooooo,!!! Calientito y a Chacho, nuestro Chacho cargando las ollas repletas de menudo que por su rico y famoso sazón rápidamente se vendía.

Porque estoy convencido de que quienes se nos adelantan en el camino dejando este mundo físicamente nunca morirán del todo si se les recuerda con cariño y respeto.