La ciudad de Monterrey desde su fundación ha estado ligada al elemento vital que es el agua; esto es una constante para casi todas las ciudades del mundo, a través de la historia de la humanidad.
El capitán Alberto del Canto fundó la villa de los Ojos de Santa Lucía en las cercanías de los ojos de agua que él mismo intituló con esa denominación; Luis Carvajal y de la Cueva efectuó la segunda fundación de lo que hoy es Monterrey, en ese mismo lugar; la tercera y definitiva fundación fue obra de Don Diego de Montemayor, en cuya hermosa Carta de Fundación, justificó su establecimiento por "ser puesto y lugar apacible, sano y de buen temple, y buenos aires y buenas aguas, y muchos árboles frutales de nogales, y otras frutas, y haber, como hay, muchos montes y pastos, ríos y ojos de agua manantiales".
Montemayor señaló las tierras y aguas que le correspondían a la ciudad; en la medida que fue pasando el tiempo, el agua se enajenó, a tal grado, que hubo necesidad de comprarla por parte de las autoridades municipales, es decir, después de tener amplia disponibilidad del recurso, con el afán de subsanar otros gastos, se deshicieron de tan valioso elemento.
A fines del siglo XIX, se construyeron dos represas cuyas cortinas estaban ubicadas, la primera, en lo que hoy es la calle de Escobedo y la segunda, en la actual calle de Diego de Montemayor; la gente les llamó la presa Chiquita y Grande respectivamente. Se logró tener una buena reserva de agua, pero también fueron nido propicio para la proliferación de insectos que provocaron fuertes epidemias en la población.
Con el auge comercial, primero y luego con el despegue industrial, la ciudad de Monterrey fue requiriendo cada vez más agua; para paliar la sed de sus habitantes, así como para llenar los requerimientos de las nacientes industrias por lo que se perforaron pozos artesianos.
En 1878, el ingeniero Francisco Leonides Mier construyó el primer sistema de agua entubada en Monterrey, en un tramo que iba desde la acequia de las Quintas, al pie del cerro del Obispado, hasta el centro de la ciudad, precisamente en lo que fue la plaza Zaragoza, en donde estaba instalada una fuente, surtiéndose de allí la población; de este hecho surgió el mito del túnel de la Catedral al Obispado.
En el gobierno del Gral. Bernardo Reyes, se firmó un contrato el día 19 de octubre de 1904, con los señores James D. Stoocker y William Walker, donde éstos se comprometieron a construir los sistemas de agua y drenaje que necesitaba Monterrey.
Así nació la Compañía de Servicios de Agua y Drenaje S.A., que se hizo realidad un año después; el Gobierno del Estado "autorizó a los concesionarios a construir y explotar en Monterrey un sistema de provisión de aguas y drenaje, permitiéndoles utilizar además, las aguas como fuerza motriz para la generación de electricidad, así como para dar aprovechamiento a los sobrantes del agua y desechos del drenaje".
La prestación de ambos servicios se hizo con altibajas, en las casi cinco décadas del funcionamiento de la empresa extranjera, llegándose a mediados los años 40"s del siglo XX, con la mitad de la población careciendo de ellos, por lo que el 25 de julio de 1945, el gobierno del Lic. Arturo B. de la Garza finiquitó el contrato de concesión, adquiriendo el Estado dicha empresa.
La construcción de la presa de la Boca – Rodrigo Gómez-, el socavón de San Francisco, los pozos profundos de Mina, las obras de la Huasteca, la presa de Cerro Prieto -José López Portillo- y la presa del Cuchillo -Solidaridad-, han solucionado en parte el problema, sin embargo, el crecimiento poblacional requiere cada vez más el preciado líquido.
La empresa de Agua y Drenaje ha tenido que soportar malas administraciones y saqueo de sus recursos; el colmillo largo y retorcido de Chuy Hinojosa al frente de Agua y Drenaje, dejó a la empresa con finanzas boyantes, con todos los cuestionamientos que se le puedan hacer.
Los dos mandones de Agua y Drenaje durante el gobierno de José Natividad González Parás, pronto estarán bajo el escrutinio público, cuando tarde o temprano se de a conocer la situación financiera de la empresa.