Los actuales integrantes de la Legislatura Federal han dado muestra de querer resolver las cuestiones pendientes, en cuanto a las reformas de todo tipo que nuestro país necesita, al menos en eso estriba la diferencia con la anterior diputación.
El trabajo desempeñado se puede calificar de bueno a secas, pero nunca falta el prietito en el arroz, como se dice vulgarmente, porque debido a una eficiente administración de los recursos económicos y a los considerables ahorros hechos en obras materiales para acondicionar el recinto legislativo, dio por resultado una muy buena cantidad de dinero sobrante.
Hasta allí la cosa iba muy bien, sin embargo, en un acuerdo tomado por los coordinadores de los ocho partidos políticos representados en tal Legislatura, decidieron repartir ese caudal entre todos los diputados federales. No cabe duda que enseñaron el cobre y disfrazados como gastos de gestoría los recursos económicos del pueblo se fueron a los bolsillos de los representantes populares.
Aunque hubo inconformidad de algunos, otros se hicieron los disimulados y se apresuraron a tomar la tajada del pastel; este mal ejemplo, pronto cundirá con sus homólogos estatales y se dará paso a una nueva forma de corrupción.
Urge la devolución de dichos recursos y su aplicación en programas de ayuda y apoyo a la población necesitada, si no se hace así, en definitiva nuestros legisladores federales sentarán un precedente negativo.
Gandallas y logrones les dirá el vulgo, no obstante que dichas palabras no aparecen en el Diccionario de la Real Academia Española, la cual utiliza "logrero" para definir a una persona ambiciosa, cicatera y usurera.
¡Bonita fauna de diputados logreros nos cargamos…!