A decir verdad, no se sabe el significado etimológico de la palabra Acatita. Para algunos en realidad debe ser catita pues ésta palabra refiere al hueco de una noria o de una mina. Es probable que la palabra acatita tenga su origen en la voz nahuátl: “Acatitlán” que literalmente es el lugar de las cañas o por entre las cañas. El caso es que el sitio en donde está la llamada Loma del Prendimiento, está en un lugar al que se le conoce como Norias de Baján o Acatita de Baján y que pertenece al municipio de Castaños, Coahuila.
A decir verdad, no se sabe el significado etimológico de la palabra Acatita. Para algunos en realidad debe ser catita pues ésta palabra refiere al hueco de una noria o de una mina. Es probable que la palabra acatita tenga su origen en la voz nahuátl: “Acatitlán” que literalmente es el lugar de las cañas o por entre las cañas. El caso es que el sitio en donde está la llamada Loma del Prendimiento, está en un lugar al que se le conoce como Norias de Baján o Acatita de Baján y que pertenece al municipio de Castaños, Coahuila.
Según el ilustre médico Gonzalitos, la traición de Baján fue concertada en Villa de García. El la obtuvo de información directa de un hermano de Ignacio Elizondo llamado José María, quien le contó que en la antigua Pesquería Grande, se entrevistaron Elizondo y el obispo de la diócesis de Linares Primo Marín y Porras. Luego el historiador Isidro Vizcaya Canales da cuenta de que en realidad fue un soldado presidial de Laredo llamado Ramón Díaz de Bustamante conocido como “el capitán colorado”, quién había convencido a Elizondo para que se hiciera pasar por insurgente y enojado porque no le habían respetado su jerarquía ni otorgado un ascenso militar, planeó todo un proceso de captura y aprehensión de los principales jefes insurgentes como Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez en Acatita de Baján, actualmente perteneciente al municipio de Castaños, Coahuila. Lo cierto es que en la traición de Baján participaron otros personajes como los ya mencionados, además de Bernardo de Villamil, Simón de Herrera y Leyva y Memesio Salcedo.
Se dice que la división insurgente al mando de Ignacio Allende, venía huyendo hacia la Louisiana por las derrotas infringidas por el jefe realista Félix Calleja. Otros que iban con rumbo a Texas para despertar las ansias independentistas de las poblaciones de San Antonio, Nacogdoches y de la Bahía del Espíritu Santo. Otros que en realidad traían la intención de comprar armas y municiones y otros para gastar el dinero que habían obtenido a través de sus robos.
Allende junto con Juan Aldama habían llegado a Saltillo el 24 de febrero de 1811 en donde fueron recibidos con júbilo entre la población, mientras que el padre Hidalgo llegó en la madrugada del día 7 de marzo. Ahí los insurgentes recibieron una proposición de indulto de parte del gobierno español, la cual fue rechazada.
Las tropas insurgentes salieron de Saltillo el 16 de marzo con el propósito de llegar a Monclova y de allí a Texas. Hidalgo y una parte de las tropas llegaron a la hacienda de Santa María del Rosario del valle de San Nicolás de la Capellanía, actual municipio de Ramos Arizpe. En ese lugar se presentó ante Hidalgo, Bernardo Gutiérrez de Lara, vecino de Revilla, actual Guerrero, Tamaulipas, a quién se le comisionó para que fuera a Washington con el fin de procurar apoyos para la causa insurgente, ya que el anterior comisionado Ignacio Aldama, había sido aprehendido en San Antonio de Béjar. Después llegó Ignacio Allende con el resto de la columna y pernoctaron todos en Santa María, para seguir su marcha hacia Monclova. Cuenta la tradición popular que en la capilla de la hacienda de Santa María, que data de 1721, el padre Hidalgo ofició su última misa. Se les había recomendado que llegaran a las norias de Baján en pequeñas partidas para que, tanto hombres como animales, pudieran beber agua en orden, dando oportunidad para extraer agua de la noria paulatinamente.
En la llamada aprehensión de Baján coinciden diversos personas y posturas dieron origen a la traición y que a su vez tejieron toda una red de complicidades:
1) Ramón Díaz de Bustamante había nacido en 1756 en el pueblo de Guadalupe del Conchos correspondiente a la Nueva Vizcaya. Fue alcalde de Laredo en 1807 y para 1810 se hallaba en Monclova en donde formó parte de la llamada contrarevolución insurgente, integrada por políticos y militares realistas ya mencionados. Después de consumada la conjura, fue nombrado teniente coronel pues servió lealmente y con efectividad a la causa realista. Por ejemplo, una vez impidió que un préstamo de 34 mil pesos que la catedral de Monterrey había destinado para Mariano Jiménez. Murió el 22 de abril de 1813 siendo gobernador del Nuevo Reyno de León, cargo en el cual duró muy poco.
2) Simón de Herrera y Leyva junto con don Miguel Salcedo marcharon a Texas para sofocar todo intento rebelde en la región, pero fueron capturados en Béjar el 22 de enero de 1811 por el insurgente Juan Bautista Casas y trasladados a Monclova donde el gobernador Aranda les trató con respeto. Ahí con la ayuda del capitán colorado y de Ignacio Elizondo, quitaron el control político a Aranda y planearon la conspiración de Acatita de Baján. Entonces Herrera y Leyva quedó como gobernador de Coahuila y una vez que fue controlado el movimiento insurgente de Hidalgo y Allende, marchó a Béjar para luchar en contra de Gutiérrez de Lara, que los derrotó en la batalla del río Medina. Tras un juicio que les hicieron, fueron sacados por la turba y degollados el 5 de abril de 1813 cerca de San Antonio. Herrera y Leyva ocupaba el puesto de comandante de las Provincias Internas de Oriente.
3) Pero sin duda alguna, la figura que se llevó todos los créditos y es reconocida como la mano material que hizo posible la aprehensión, fue Ignacio Elizondo (1766-1813). Originario del Valle de las Salinas y vecino de la Pesquería Grande, se dedicó a las milicias y a las actividades ganaderas. En enero de 1811 se pasó al bando insurgente en Agua Nueva, en las afueras de Saltillo, luego se apuntó para marchar a Texas para detener los movimientos independentistas de la región.
Es probable que en el trayecto hacia Béjar, haya parlamentado con Díaz de Bustamante quien le convenció de regresar al bando realista. Cuando regresó a Monclova en febrero de 1811, tuvo contactos con Villamil, Herrera y Leyva y Salcedo, quienes le comisionaron para que fuera a Acatita de Baján con 200 hombres (algunos dicen que eran 500) para esperar la llegada de los regimientos que venían fragmentados. Para ello se valió de una carta que hizo firmar al gobernador depuesto Pedro Aranda, en la que decía a los insurgentes que en Monclova los esperaban con los brazos abiertos.
4) Los insurgentes continuaron su marcha por las agrestes tierras entre Saltillo y Monclova. El 17 de marzo llegaron a la hacienda de Mesillas y el 18 llegaron a la hacienda de Anhelo, descansando allí el martes 19. El miércoles continuaron su marcha y llegaron a La Joya y Agua Nueva. El 21 de marzo la columna de avanzada se puso en marcha sin tomar las precauciones militares necesarias; con la confianza de que iban a ser encontrados por unas tropas que les harían los honores correspondientes.
5) Una vez que las tropas insurgentes pasaron una cadena montañosa conocida como La Muralla, en un extenso valle desértico, el ejército insurgente dividido en grupos fueron sometido conforme iban llegando a una pequeña loma llamada en la actualidad “del prendimiento”, que a la vez sirvió de parapeto donde Elizondo y sus soldados aguardaron la llegada de aquel ejército fragmentado.
6) Dicen que la última sección en llegar, fue la encabezada por Mariano Jiménez, Ignacio Allende y a un hijo de éste llamado Indalecio, entre otros. Allende, al advertir la intención de Elizondo, sacó su pistola e hizo un disparo sobre éste llamándolo "traidor", con tan mala fortuna que no acertó el disparo. Elizondo ordenó fuego sobre uno de los carruajes, resultando muerto el hijo de Allende.
7) Los realistas concluyeron su traición al atardecer. Solo el jefe insurgente Rafael de Iriarte logró escapar de la emboscada y se regresó a Saltillo en donde fue acusado por no defender a sus compañeros, razón por la cual fue fusilado por Ignacio López Rayón que se había quedado para resguardar la plaza de Saltillo.
Los principales jefes insurgentes fueron llevados a Monclova el día 22, en donde le pusieron grilletes en pies y manos. Ahí se decidió que los llevarían hasta la ciudad de Chihuahua, saliendo de Monclova el día 26 de marzo, llegaron a Chihuahua el 23 de abril. Se les sometió a un largo proceso que duró casi tres meses. En el caso de Hidalgo tuvo doble juicio, uno militar y después uno eclesiástico. Aldama y Jiménez fueron fusilados el 26 de junio. Cuatro días después Hidalgo fue degradado como sacerdote y fue fusilado. Don Ignacio Allende fue fusilado el 1 de agosto de 1811.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina