Accidentes

Balbuceos

Con tristeza nos enteramos de los trágicos acontecimientos que suceden en las calles y carreteras de nuestro país, el saldo de los hechos es alto y muy negativo y todo se lo debemos a la tolerancia y la corrupción; ya que si aplicáramos como es debido las Leyes viales y los reglamentos de tránsito, no se dieran con tanta frecuencia las volcaduras y choques de automóviles.

La tolerancia viene desde el seno de la familia: ¿por qué con tanta irresponsabilidad ponemos en manos de un niño inexperto el volante de un automóvil?. ¿por qué no evitamos un percance o tragedia antes de que suceda?. ¿para qué cultivamos el ego de una criatura haciéndola sentir muy grande cuando apenas frisa los 11 años de edad?. ¿para qué exponernos a que se convierta en carne de presidio? Si por su falta de experiencia y desconocimiento de las reglas de tránsito se aventura a andar por las calles de la población a exceso de velocidad, puede cometer un choque o atropellamiento; ¿por qué mejor no esperamos a que cumpla la edad conveniente y tenga las facultades mentales y físicas necesarias y sepa a lo que se expone si comete una infracción?

Mejor sería que la autoridad, para extender una licencia de conducir, sometiera a los solicitantes a un riguroso examen teórico y práctico de manejo y a quien lo apruebe extendérsela.

Se convierte en corrupta toda acción de tolerancia que propicie el desorden y desacato a las leyes y reglamentos vigentes.

Pensemos no sólo en nosotros, sino también en los demás; imaginen cómo queda lastimada una familia que ha sufrido por el atropello de un irresponsable y éste también sufre al pagar las consecuencias de su imprudencia.

Muchas familias han quedado destrozadas por una acción inconveniente que puede evitarse, con sólo cumplir las reglas del buen vivir.

Santos Noé