Y ahora otra anécdota o como me lo contaron, se las cuento. Entre 1960 y 1970, jugaban ajedrez, día a día: los hermanos Gerardo Gustavo y Homero Lauro Ibarra Montemayor, Víctor M. Mireles, Daniel Guadiana Ibarra, Héctor Contreras, Wulfrano Lerma Bravo, Arturo Ibarra Sánchez y otros más, en la Refaccionaria “Ibarra”, llamada también “Moscú”, porque se jugaba ajedrez.
Y ahora otra anécdota o como me lo contaron, se las cuento. Entre 1960 y 1970, jugaban ajedrez, día a día: los hermanos Gerardo Gustavo y Homero Lauro Ibarra Montemayor, Víctor M. Mireles, Daniel Guadiana Ibarra, Héctor Contreras, Wulfrano Lerma Bravo, Arturo Ibarra Sánchez y otros más, en la Refaccionaria “Ibarra”, llamada también “Moscú”, porque se jugaba ajedrez.
En una ocasión, llegó a comprar refacciones Don Ambrosio Acevedo “El Pobre”, y como sabía que siempre estaban juege y juege, preguntó:
-¿Disculpen, si no es una indiscreción?
-¿Cuántos juegos llevan?, Continuó diciendo:
Contesta uno de los que estaban jugando:
-Un juego, y este que estamos jugando: dos.
El señor Acevedo, con sus celebridades, contestó:
-Otro jueguito más y se acabó el día y de “comín” (comer) “nanín” (nada).
Los comentarios, salían sobrando, y ellos continuaban jugando con las negras o con las blancas.