El año de 1916 estaba por terminar, parecía ser que aquel movimiento revolucionario que había ensangrentado a nuestra patria tenía un respiro y hacía un alto en la búsqueda incesante de sus ideales.
El Sabinas de aquella época hacía múltiples reuniones buscando el ejercicio de sus derechos cívicos y en la mencionada búsqueda se encontró a la persona idónea para ejercer el puesto de Presidente Municipal, la unanimidad del pensamiento popular cayó en quien dirigía los destinos de la Escuela Primaria, el maestro Margarito Martínez Leal.
Al inicio del siguiente año toma las riendas políticas del pueblo, desarrollando todas las actividades inherentes a su cargo de manera brillante. Señala el maestro Francisco J. Montemayor en una crónica aparecida un 29 de enero de 1953 en el número uno del periódico “Semana”, que habiendo transcurrido aproximadamente dos meses el señor alcalde llama a una sesión extraordinaria con carácter de urgente; acudieron prestos los señores ediles y el silencio absoluto del recinto fue roto por la voz del Alcalde: “Señores, os he molestado exigiéndoles venir a esta sesión para comunicarles que he tomado la determinación de renunciar. Ustedes saben que soy hombre que no tiene más hacienda que su trabajo; cuando vine a ejercer las funciones de Presidente Municipal, a fin de cumplir debidamente, renuncié a mi trabajo como maestro, como Presidente Municipal, no recibo un centavo de sueldo, Por ello renuncio, necesito regresar a mi trabajo a fin de generar el sustento de mi familia”.
Los regidores acordaron darle al maestro Margarito Martínez Leal un subsidio de sesenta pesos mensuales.
Nuestro reconocimiento al cronista de todos los tiempos, el maestro Francisco J. Montemayor, y su crónica uno en el número uno del periódico “Semana” y para el maestro Jorge Mascareñas Valadez, nuestra felicitación sincera.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
Garza Inocencio
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo
