El tiempo pasa y las costumbres cambian…
Antes era el dar la vuelta a la plaza, las muchachas en una dirección y los muchachos en dirección contraria. El sentarse en una banca a platicar o el ir a tomar una limonada.
Un pedazo de listón era el “distintivo” para el derecho de admisión del baile, había que entrar temprano; las mamás estaban despiertas hasta que llegaba el último de sus hijos, serían cuando muy tarde las doce.
Hoy son las nueve y media de la noche y nuestros jóvenes están dando los últimos arreglos al atuendo y los últimos toques a la belleza.
El ambiente de la fiesta se inicia a las diez o a las once. La admisión al baile se ve con rayo láser. No hay gente caminando en la plaza; hay muchos automóviles que se desplazan a velocidad por las calles del pueblo; ya no hay limonadas en la plaza, pero si muchos vasos desechables en los autos.
Antes la sentencia al despedirlos: “Lleguen temprano, los voy a estar esperando”. La juventud de hoy llega “temprano”, tan “temprano”, que en muchas ocasiones el amanecer los sorprende en la calle.
El tiempo pasa y las costumbres cambian…
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”
Hasta la próxima.
