Yucatán…

La Bola Cuadrada

El reciente proceso eleccionario en el estado de Yucatán, ha dejado una serie de lecciones para los partidos políticos y personas interesadas en dejar a un lado la llamada transición democrática y pasar de una vez por todas a la democracia plena.

El candidato panista impulsado desde las esferas del gobierno estatal, se topó con la resistencia de los yucatecos que vieron en tal hecho, una imposición al mero estilo priísta, por lo que no se fueron con la finta y le dieron un "soplamocos" al gobernador Patrón Laviada y de paso al líder nacional del PAN Manuel Espino.

Por su parte, los dirigentes del PRI encabezados por Beatriz Paredes se echaron la victoria a la bolsa, dándole a ésta su primer triunfo en su corta carrera frente al partido tricolor; los perredistas, en cambio, sumidos en terribles luchas intestinas no influyeron, ni pintaron huella en esta elección, lo mismo podemos decir de Ana Rosa Payán tránsfuga del panismo cuyo exiguo número de votos, si bien perjudicó a su expartido, no fueron la suficiente cantidad como para acreditarle la causa de la derrota albiazul.

El Presidente de México Felipe Calderón Hinojosa reconoció de inmediato el triunfo de la sobrina de Víctor Cervera Pacheco y en algunos corrillos se habla de una transacción parecida a las practicadas por Carlos Salinas de Gortari; lo cierto es que la derrota dejó mal parados tanto al gobernante yucateco, como al líder nacional panista.

Espino trató de justificar la debacle alegando la presencia de personeros de Calderón, que no se coordinaron con sus huestes en el proceso electoral, sino todo lo contrario, lo entorpecieron; estos argumentos mostraron la profunda división entre las filas del panismo a nivel nacional que tendrá su némesis en la reunión del Consejo Nacional.

El escenario real nos lleva a considerar la salida de Espino de la dirigencia albiazul y la consolidación del calderonismo, como una manera de demostrar la fuerza del Presidente, aunque por sus características políticas y personales, podríamos estar en presencia de un mandatario omnímodo, muy parecido a los tan criticados presidentes emanados del PRI.

El caso Yucatán, tanto para perdedores como para los ganadores, es un aliciente que los deberá motivar a la reflexión, ajustar sus estrategias, tratar de eliminar el divisionismo en sus filas y procurar dar la batalla en las próximas contiendas electorales en Zacatecas y Baja California Norte que nos darán otras lecturas de la situación política, porque cada entidad vive una problemática muy propia, sin embargo, el PRI podrá dar la sorpresa en ambos estados.