Un poco de la historia de San Nicolás de los Garza

De Solares y Resolanas

San Nicolás de los Garza es un municipio conurbado perteneciente a la zona metropolitana de Nuevo León. Junto con Abasolo, son los municipios más pequeño con apenas una extensión territorial de 59.521 kilómetros cuadrados; pero el segundo en densidad de población. Es un municipio netamente urbano, cuya cabecera municipal está a 512 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con Apodaca y General Escobedo, al sur con Guadalupe y Monterrey, al oeste con Monterrey y General Escobedo y al este con Guadalupe. Carece de elevaciones de importancia, pero parte de su territorio al sur llega hasta la falda del cerro del Topo y una loma llamada del Roble.

Las tierras que corresponden a la demarcación territorial de San Nicolás de los Garza, pertenecieron a Monterrey hasta 1830, cuando se creó una nueva municipalidad con la intención de crear un nuevo distrito electoral. San Nicolás quedó integrada por la estancia de los Garzas, la de Santo Domingo y los dos Topos: el Grande de los Ayalas y el Chico de los González. Sus orígenes se remontan a septiembre de 1596 cuando Diego de Montemayor entregó mercedes de tierras a cuatro de los doce pobladores que participaron en la fundación de la ciudad metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey.

Se consideran como fundadores del municipio de San Nicolás de los Garza a Diego Díaz de Berlanga, Pedro de Iñigo y Domingo Manuel quienes poblaron sitios poco antes de 1597. Díaz de Berlanga fungió como secretario escribano y regidor del primer cabildo de Monterrey hasta 1600. Fue quien redactó el acta de fundación de la Ciudad de Monterrey y expidió las primeras mercedes a los pobladores. Obtuvo merced para fundar una estancia el 5 de febrero de 1597. Al poco tiempo de su muerte, el capitán Pedro de la Garza en 1635 le compró a la viuda de don Diego, doña Mariana Díaz, las cuatro caballerías a las que correspondían las mercedes originales y un ojo de agua al que llamaban de doña Mariana por cien pesos, pagándole con trigo, carne, maíz y otras cosas. Una caballería casi 43 hectáreas. Un sitio de ganado mayor mil 775 hectáreas y un sitio de ganado menor 780 hectáreas.

A partir de ahí, a la estancia se le conoció como de Pedro de la Garza. Pedro de la Garza murió en 1639 víctima de un arcabuzazo dado por Mateo Monzón, al disputarle un indio de su encomienda en el valle de las Salinas; entonces la estancia pasa a ser de sus hijos Pedro y José de la Garza quienes lograron ampliar las tierras gracias a una merced otorgada por Martín de Zavala en 1642. La esposa de Pedro, doña Inés Rodríguez murió en 1655. Es cuando a la estancia se le conoce como de los Garzas. Para algunos, la estancia tiene que ver más con la acción de estar y poblar, contrario a la hacienda a la que se le considera más bien como centro de producción agropecuaria.

Pedro de la Garza tuvo por hijos a Pedro el Mozo y a José. El primero se casó con Inés de la Rocha, procreando a once hijos. Sus descendientes son considerados como los primeros pobladores de San Nicolás de los Garza. Elena se casó con Juan Cavazos y José participó en la fundación de San Juan Bautista de Cadereyta en 1637, obteniendo mercedes en San Isidro, correspondiente al actual municipio de Pesquería. Los Garza y Cavazos emparentaron con otros linajes entre los que destacan los Cantú, los Lozano, Arellano, Góngora, Guajardo, Martínez, Páez y Treviño. Al morir Pedro el Mozo en 1695, a la estancia le conocen como de San Nicolás de los Garzas. Dicen que en Nuevo León a los santos les ponen apellidos Se llama San Nicolás en honor a San Nicolás Tolentino, un santo y místico italiano, predicador y patrono de las almas del purgatorio (1245-1305).

A mediados del siglo XVIII la hacienda de San Nicolás de los Garzas, colindaba con la hacienda del Topo de los Ayala al poniente, la del Topo de los González al oriente, la de Santo Domingo y el Mezquital al oriente. La casa grande de la hacienda era de alto, construida en sillar, con techo de morillos, trojes, galeras, corrales y otros anexos. Otro de los primeros pobladores, Domingo Manuel obtuvo merced para establecer la hacienda de Santo Domingo. También ésta propiedad fue adquirida por Pedro de la Garza.

Por decreto del 16 de septiembre de 1830, se creó la nueva municipalidad a la que llamaron San Nicolás de los Garzas. El primer alcalde José Andrés Montemayor junto con su cabildo, tomaron posesión en 1836. De acuerdo a Gonzalitos la primera acta de cabildo es del 5 de mayo de 1836. Eligieron como cabecera a la estancia de los Garza también conocida como la estancia Grande, la cual estaba dividida en tres rancherías: Las Puentes, los Lozano y El Temporal. En 1843 se hizo la traza de la población. En sus orígenes, el municipio tenía problemas por la cantidad de habitantes. Regularmente tenía una población fluctuante, en especial cuando en 1845 muchas rancherías pasaron a formar parte de Apodaca. En 1851 quedó casi despoblada y en 1853 se le quita el Topo de los González para anexarla a Monterrey y a principios de 1868 se segregó el Topo de los Ayala para crear la municipalidad de General Escobedo. La capilla fue concluida hasta 1859. La fiesta principal era la Exaltación a la Santa Cruz que atraía muchos visitantes. En 1852 las haciendas de los Garza tenía un valor de 23 mil pesos, 19 mil la del Topo de los Ayala, Santo Domingo 16 mil y el Topo de los González 6 mil pesos. Tierra de hombres y mujeres ilustres, un notable ex gobernador nació ahí, el Licenciado Ramón Treviño, además de Nicéforo Zambrano, el presbítero Toribio cantú, el profesor Abraham Z. Garza.

De ser un sitio que era proveedor de carnes, semillas y lácteos, en el siglo XX se instalaron empresas y luego colonias, hasta convertirse en una importante zona industrial y en uno de los tres municipios más poblados en Nuevo León. El 12 de mayo de 1971, el Congreso del Estado declaró elevar a la categoría de ciudad a la villa de San Nicolás de los Garza. El nombre de por sí nos remite a la historia de uno de los municipios más importantes de Nuevo León. Y colonias tan representativas como Las Puentes, el Nogalar, Chapultepec, la Cuauhtémoc y la Anáhuac por tan solo citar algunas. Para algunos, se debe cambiar el nombre de San Nicolás de los Garza a San Nicolás de los Cantú, pues de acuerdo al último censo de población y vivienda, el apellido más extendido es precisamente el Cantú.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina