José Castellanos Maldonado

A propósito de… Favoritismo

A propósito de...

José Castellanos Maldonado

El Alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, se vio envuelto en otra polémica cuando salió a la luz que su actual pareja sentimental, una joven de 27 años de edad, gana un sueldo mensual superior a los 40 mil pesos como su asistente personal en el municipio.

José Castellanos MaldonadoEl Alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, se vio envuelto en otra polémica cuando salió a la luz que su actual pareja sentimental, una joven de 27 años de edad, gana un sueldo mensual superior a los 40 mil pesos como su asistente personal en el municipio.

De acuerdo con la nómina municipal, dicha persona es la mejor pagada, pues supera por mucho al resto de las asistentes cuyos sueldos oscilan entre los 7 mil y los 14 mil pesos.

Según trascendió, el sueldo de la asesora favorita del munícipe sampetrino es similar al que percibe su jefa directa, la titular de la Oficina de la Presidencia, e incluso supera el salario de muchos directores de la administración.

Al respecto, Mauricio Fernández aseguró que desconocía el salario de su asistente y pareja sentimental, y señaló que de igual forma no sabía lo que ganaba nadie en el municipio, pues sólo conocía el monto de su propio sueldo.

Según información publicada en los medios, el Alcalde dio a conocer que al inicio contrataron a una empresa consultora para que evaluara los puestos y los salarios, y, supuestamente en base a ello fijaron las remuneraciones.

De ser así, queda claro que dicha empresa hizo mal su tarea, pues no es posible que un subalterno gane más que su jefe y tenga un salario igual o más alto que otros empleados que en el organigrama ocupen un cargo de mayor rango.

Aunque también pudo suceder que, fiel a su costumbre y forma de ser, el Alcalde Mauricio Fernández se brincara las trancas e hiciera caso omiso a las resoluciones o recomendaciones de la empresa contratada para evaluar los puestos y salarios de la administración que preside.

Sea lo que haya sido, una vez más se demuestra que en todas partes se cuecen habas, sin que nada tengan que ver siglas o colores partidistas.