El Retrato
Nunca supe cuando llegó, ni de dónde vino. Yo abría mi puerta por las mañanas cuando ella apareció. Iba y venía, de vez en cuando llevando algo en sus manos, iba y venía.
Empecé a observarla detenidamente pero no podía ubicarla. De vez en cuando platicaba con algunos transeúntes, pero yo no podía escuchar su voz, ni lo que decía.
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