Ciénega de Flores

De Solares y Resolanas

El municipio de Ciénega de Flores, está situado en el valle antiguamente llamado del Carrizal, delimitado al norte y al oeste con Salinas Victoria, al sur con Apodaca y parte de General Zuazua y al este con General Zuazua. Está situada a 34 kilómetros de la capital del Estado y posee una extensión territorial de 145.202 kilómetros cuadrados.

El origen de lugar tiene que ver con una antigua estancia ganadera perteneciente a don Gonzalo de Treviño quien la adquirió mediante compra a don Diego de Montemayor entre 1624 y 1634 de una caballerías llamada de la Ciénega. Tiempo después el sargento mayor Pedro Flores de Abrego, compró la hacienda en 1675 y por consecuencia se le llamó a la Ciénega de Flores.

Regularmente se considera a María Cantú como la fundadora del lugar. Ella fue hija de Jerónimo Cantú y de Juliana Treviño. Con su esposo Diego de Hinojosa pobló San Antonio de los Llanos, pero debió abandonar el sitio cuando atacaron los janambres en 1673 y mataron a su esposo. Ella también resultó herida y se trasladó con su familia para poblar Ciénega de Flores. Ahí obtuvo mercedes de tierras. En 1695 alegaba que sus dos hijos y tres yernos acudían a la defensa de la frontera. Murió en ese lugar en 1705.

Ciénega de Flores fue adscrita a la municipalidad de Marín en 1807 y se constituyó en municipio el 23 de febrero de 1863. Un municipio con historia y rica tradición, convertido en lugar de paso obligado a partir de la construcción del trazo correspondiente de la Carretera Nacional México-Laredo. Ahora forma parte de la llamada zona periférica que rodea la zona metropolitana de Nuevo León y tendiente a un crecimiento demográfico considerable.

Tierra de hombres y mujeres de bien que han dado lustre no solo a la municipalidad, sino a Nuevo León. Por ello elegí a tres personajes como muestra de la grandeza de los hijos de tan característico y peculiar municipio. En Ciénega de Flores nacieron Julián Quiroga, Pablo Quiroga y Fidencia Quiroga, “la tía Lencha”, entre otros más.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina