Soldado Blas Bedía Salazar 1ª parte

Páginas Sueltas de la Historia de Sabinas

Soldado Blas Bedía

Para contar la vida de este celebre personaje se requiere de una capacidad de análisis superior, ya que su vida estuvo llena de aventuras y acontecimientos que son dignos de una novela.

Blas Bedía

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Para contar la vida de este celebre personaje se requiere de una capacidad de análisis superior, ya que su vida estuvo llena de aventuras y acontecimientos que son dignos de una novela.

Nace en Sabinas Hidalgo el 15 de noviembre de 1892, en el seno de un hogar formado por Don Benito Bedía Garza y Doña Salomé Salazar de León, teniendo como hermanos menores a: María de Jesús, Benito, José, Lilia y Amelia.

Como primogénito de la familia Bedía Salazar muy pronto sintió la responsabilidad que tendría en su vida, ya que con su trabajo y esfuerzo ayudaría a sacar adelante a sus hermanos, colaborando en las labores agrícolas de su padre.

En el transcurso de su vida escolar demostró su capacidad intelectual, asimilando con facilidad los conocimientos impartidos por sus maestros, entre ellos: el Prof. Margarito Martínez Leal; a través de las narraciones de sus mentores se dio cuenta de la existencia de un mundo diferente y maravilloso, allende los límites de la comarca donde vivía, y un día: cuando apenas contaba los trece años de edad, abandona su solar nativo y se traslada a Villaldama, pueblo vecino donde pasa el ferrocarril México- Laredo y se embarca en él. Al subir al tren compra para alimentarse en el camino unas piezas de pan y al caminar buscando un lugar para sentarse, se da cuenta que en sentido contrario vienen unos Empleados del municipio de Sabinas, y de inmediato deduce que lo andan buscando; pues es menor de edad y se vino sin el consentimiento de los suyos; para salir del apuro al momento de enfrentar a las personas que lo buscan, a un viejecito que iba sólo en un asiento le Dice: ¡quieres pan, güelito! El señor le sonríe y los guardianes lo toman como un familiar de la persona mayor y no lo interrogan. Así logra eludir a sus perseguidores y se va hasta la ciudad de México.

Corre el año de 1905, cuando el porfiriato ya había desatado olas de inconformidad en el pueblo que sufría las atrocidades y los abusos de los poderosos; cuando llega a la ciudad deambula por las calles albergándose en diferentes lugares, hasta que ofrece sus servicios a unos señores que tienen una zapatería; la cual había estado vigilando; y de inmediato le dan empleo como mozo de servicio. Al darse cuenta de su estancia en la capital, y al no tener ellos familia, le ofrecen refugio: cama, alimento y paga modesta por su trabajo.

Pronto se gana la confianza de las gentes, pues tiene simpatía y sabe tratar a los clientes; el patrón esta impedido para salir de la casa y es muy aficionado a los toros, por lo tanto le da dinero a Don Blas y lo envía a que vaya a la corrida y le venga a contar las hazañas de la misma; con el monto que le proporcionan se va a recorrer y conocer la ciudad; y cuando salen los aficionados de la plaza, los aborda y pregunta por las peripecias de la corrida, que va y le cuenta a su patrón con todo lujo de detalles.

Lo envían a entregar un pedido y jamás regresa, pues es enganchado y se lo llevan a las selvas de Chiapas a trabajar en un fundo cafetalero, donde los tratan como esclavos, pues los tienen vigilados con capataces y al terminar sus labores los encierran en un corralón que está ubicado en la pendiente de un cerro. Una noche en que cae una lluvia torrencial, ve la oportunidad de escaparse y mientras los guardianes se protegen del chubasco, el se desliza: rodando por la pendiente, hasta caer en un arroyo cercano que lo arrastra hasta la corriente de un río, el cual atraviesa nadando y se interna en la selva que le servirá de refugio.

Continuará.

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza
Cronista de la ciudad