Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Don Santos y su Ford (Vigésima segunda parte): El Papalote de la M. M. G.

Páginas Sueltas de la Historia de Sabinas

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaAl inicio de la años treintas, cuando se construyó el edificio de la Esc. Prim Teresa Rivera de García, en el patio de lado poniente frente a la calle Mina, se hizo una noria y se construyó un tinaco elevado; para almacenar agua, que serviría para alimentar los bebederos y los servicios sanitarios. Ahí se instaló un papalote que se encargaba de extraer el agua y de llenar el depósito; el agua bajaba por gravedad y se distribuía por los diferentes lugares.

Don Santos Rodríguez conduciendo su Ford en un desfile

Entre los años de 1946 a 1948, e introdujo el agua potable a la población y también se conectó a la red que alimentaba Los Colegios; por lo tanto el papalote ya no servía en su propósito original, y por la falta de uso y mantenimiento, con el tiempo se fue deteriorando.

Llegó a Sabinas, por aquellos años, un Señor de apellido Montemayor, que era familiar de Don Loncho Garza y que vivía en el estado de Michoacán; al ver el poco uso que tenía el papalote y al saber que ya no prestaba ningún servicio, habló con las Autoridades Municipales para que se lo vendieran, llegó a un acuerdo con ellas y posteriormente hizo trato con Don Santos, para que desarmara el papalote y la fuera a instalar al lugar donde vivía. Pues él quería tener cerca de sí, algo que constantemente le estuviera recordando el terruño donde nació.

Don Santos de inmediato se puso a trabajar y en pocos días tenía embalada la torre, la máquina, la aspa y la tubería; trasladaron todo al ferrocarril que pasa por Villaldama, N. L. y él, con su caja de herramienta y su espíritu aventurero, tomó el tren junto con el material rumbo a Zamora, Michoacán que era el punto final de la empresa.

Al llegar a su destino, se entera, que no existe la noria donde va instalar el papalote, pero el dueño le explica y le señala el lugar donde lo quiere, y le pide que tome las medidas y haga los trazos, señalando el lugar donde debe ir el pozo; hace lo que le indican y al terminar, se va a reconocer el pueblo, recorriendo sus alrededores; el dueño ha contratado a cuatro trabajadores se ponen a cavar de inmediato, en quince días la noria está hecha; Don Santos, ubica el lugar donde van a ir las anclas del papalote y le pide a los ayudantes que hagan los pozos correspondientes.

A regañadientes y batallando con la inexperiencia de los auxiliares, arma la torre, la fija con piedra, arena y cemento, pone la máquina, la rueda, y la cola que señala a los cuatro vientos el rumbo de las corrientes de aire; bajan el émbolo succionador y la tubería, y el papalote está listo para sacar el agua.

El. Sr. Montemayor, persona connotada en la población, invita a sus amigos y trae al Sacerdote para que dé su bendición y suelta el freno del papalote, que se pone a girar y en pocos momentos sale el chorro cristalino, con la complacencia y algarabía de los presentes; agua que habrá de alimentar: personas, plantas y animales.

Don Santos jamás imaginó, que su trabajo fuera a llevar alegría y progreso, a un rincón de la Patria, tan alejado de su solar nativo y que el instrumento, fuese un molino de viento, donado por Don Manuel M. García a su querido terruño.

Así es el destino de personas y de cosas, que el remolino de la vida los lleva por caminos insospechados, dejando con su actitud y su trabajo, un recuerdo imperecedero.

Se despide Don Santos de Zamora, Michoacán y emprende el viaje de regreso, trayendo en el baúl de los recuerdos las experiencias tenidas con personas tan diferentes: en su trato, sus costumbres y su manera de ser; lo que más le llamó la atención fue la calma con que tomaban la vida, le desesperaba mucho el que los ayudantes, llegaran a trabajar hasta las diez de la mañana, acostumbrado como estaba que ya para las seis andaba en acción, con alegría contaba las anécdotas y hacia ver la sencillez de las personas.

Continuará…

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez