Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Don Santos y su Ford (Décima sexta parte): El plebiscito

Páginas Sueltas de la Historia de Sabinas

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

En la época de los años treintas el pueblo de Sabinas como todo México se agitaba por los procedimientos que se seguían para nombrar al Titular de la Autoridad Municipal…

Don Santos Rodríguez conduciendo su Ford en un desfile

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaEn la época de los años treintas el pueblo de Sabinas como todo México se agitaba por los procedimientos que se seguían para nombrar al Titular de la Autoridad Municipal; en ese entonces se acostumbraba hacer plebiscitos en la plaza principal y para ello se convocaba a todos los habitantes; y muchos había que vivían en la comarca, en la rancherías y haciendas alrededor del municipio.

La ciudadanía de aquellos años, se sustentaba con las cosechas agrícolas que levantaban en sus temporales y labores, y de los hatos de ganados que criaban en los terrenos de las propiedades que estaban bajo su responsabilidad.

Los personajes que deseaban ser Autoridad, tenían que ganarse la simpatía de todos aquellos ciudadanos dispersos en la comarca y para ello: tenían que recorrerla buscando su aprobación.

La gente, el día de plebiscito, sobre todo los hombres, que eran los que participaban: acudían al pueblo desde temprana hora, trasladándose; en carretas, guayines, a pié o montados a caballo. La participación era voluntaria y todos se entregaban de lleno al candidato de sus simpatías, sin mediar regalías o estímulo algo; solamente empujados por los ideales y principios de los ciudadanos que querían servir al pueblo, y no como en la actualidad que: muchos acuden a los mítines y reuniones políticas por las prebendas y regalías que obtienen por su participación. Don Santos como muchos, era partidario de un candidato, que no era bien visto por los habitantes de las rancherías del Oriente: Carboneras, Garza Ayala, Paso de Álamos, etc. etc. de las que se temía, darían el apoyo al contrario y con ellos se traerían el plebiscito a muchos de los habitantes de Vallecillo. Para a impedir la llegada al pueblo de todos aquellos ciudadanos, se comisionó a un grupo de diez personas que se apostarían a la entrada del camino de las labores, que están rumbo a Garza Ayala. Desde temprana hora Don Santos alistó su Ford y colocó debajo del asiento su 30/30, por si algo se ofrecía. Lo acompañaban en la comisión varios de los amigos con los que convivía diariamente; llegaron al lugar y levantaron una barricada, atravesaron en el camino a la Ford, para interceptar a los viajantes; al que era partidario de su candidato lo dejaban pasar, a los contrarios los convencían para que se regresaran a sus hogares.

Llegó un momento en que se aglomeró la gente, que quería pasar y empezaron a presionar: hubo algunos que venían armados trayendo pistola al cinto, y se les ocurre amenazar con ella a los de la barricada, quienes prestos, se refugiaron detrás de la Ford y sacaron la 30/30, que de inmediato dispararon a aire. Con aquello fue suficiente: empezó el corredero de gente, se metieron a las labores, se tiraron al río, y se empujaron para poder regresar, fue tanto el barullo que en el lugar quedaron tirados varios sombreros y el camino quedó libre de contrarios. Los comisionados recogieron las prendas, y se regresaron al pueblo; a dar cuenta de la misión cumplida, ostentando como trofeo de guerra los sombreros de los de los enemigos políticos. Una vez más la Ford y Don Santos, vivían una experiencia formidable.

Continuará…

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Camioneta Ford de Don Santos Rodríguez